¡Dos países y dos modelos opuestos!

¡Dos países y dos modelos opuestos!

FIDELIO DESPRADEL
El caso que voy a tratar se repite minuto a minuto al interior de nuestra sociedad, y expresa, como reza el título de este artículo: dos visiones; dos modelos opuestos. Todas y todos conocen que la presidencia de la República decidió invertir 25 millones de dólares como socio de un consorcio de inversionistas cibaeños, incluyendo al flamante secretario de Salud y a cierto funcionario de un centro superior de estudios.

¡Señal clara, desde lo más alto del poder, de defensa de la privatización de la salud y del papel del capital financiero en el negocio de la salud, renunciando a uno de los roles principales de cualquier Estado progresista en estas latitudes, como lo es el de garantizar el acceso a los servicios de salud y educación a los sectores más desposeídos de la población!

¿Acaso los inversionistas cibaeños pusieron su dinero en el dichoso hospital con fines altruistas? ¿Acaso esto no está relacionado con el irresponsable abandono, por parte del Estado, de su función como garante de la universalización del servicio de salud? ¿Acaso este caso no es un eslabón más de la privatización de la salud, que ha resultado ser un grande y criminal negocio para la banca nacional y extranjera? ¿Qué hace el Estado alentando un negocio como este, cuando los hospitales se están cayendo a pedazos, por falta de atención del gobierno?

¡Se trata, amigos míos, de dos modelos y de dos visiones distintas y opuestas acerca del desarrollo del país! ¡Les voy a poner otro ejemplo!:

1998 y 1999 fueron los años fatales, cuando se culminó la primera parte de la privatización de las empresas estatales. Ya se había avanzado en la privatización de las playas y de muchas otras riquezas naturales, pero en esos dos años se le dio el palo de la gata a las empresas del Estado. Pues bien: los colonos azucareros, a quienes el Estado dominicano les debía 30 millones de dólares, le propusieron al gobierno del entonces Presidente Fernández que aceptara esos 30 millones como adelanto, para ellos, organizados en cooperativa, optar por la adquisición de dos de los más de diez ingenios que se estaban vendiendo como vaca muerta. Esos mismos colonos consiguieron con el gobierno del Brazil apoyo financiero y técnico para poner a funcionar dichos ingenios, y los colonos le plantearon al gobierno que ellos iban a producir energía eléctrica, alcohol y azúcar.

El uso de la energía eléctrica y el azúcar no tiene que ser comentado. Pero lo del alcohol si merece un comentario: los colonos proponían producir alcohol para que el mismo fuera mezclado con la gasolina (hasta en un 25%), abaratando el combustible y ahorrando divisas al país, pero al mismo tiempo, los colonos tenían garantizado la compra del alcohol a través de una compañía en Italia.

¿Y qué hizo el gobierno de entonces y el flamante presidente de la institución creada para impulsar la privatización? Pues les cerraron las puertas a los colonos, en la forma más canallesca y baja posible; les pusieron todo tipo de obstáculos, hasta que la operación se hizo imposible. Y resulta que hoy el 65% de la gasolina que se consume en el país viene ya refinada (la llamada refinería sólo suple el 35%). Y lo peor: el Estado paga 49.17 pesos por galón, y los colonos azucareros, hoy en día (en 1999 era un precio menor) pueden suplirle al Estado y al país el galón de alcohol entre 35 y 40 pesos. ¿Se imaginan lo que hubiera significado la asociación del Estado y los colonos para producir todo el alcohol necesario para mezclarlo con la gasolina, en proporción de hasta un 25%? ¿Se imaginan ustedes la economía en divisas, y la prosperidad que tendrían los viejos ingenios, y las centenares de comunidades que vivían alrededor de los ingenios, si el gobierno hubiera seguido estas pautas, que con tanta vehemencia defendieron los colonos y muchos otros sectores del país? ¡Todo el mundo sabe cuál fue el epílogo de aquella tragedia!

Ahora resulta que con una economía en crisis, el mismo gobierno que se negó a apoyar la industria cañera nacional, y que le cerró las puertas a miles de colonos y a 800 comunidades que vivían de los ingenios, se decide por hacerse socio de un negocio que profundiza la privatización de la salud, a favor de los grandes capitales y del capital financiero nacional e internacional, utilizando recursos del Estado para socorrer el negocio de los privatizadores de la salud.

¡Se trata de dos modelos de país; de dos modelos de economía; de dos caminos, opuestos! De eso se trata.

Si examinamos cada uno de los engranajes del modelo actual, nos vamos a encontrar con la misma lógica que nos precipita a la peor de las dependencias. Construir, procesualmente, una Propuesta Política Alternativa; una propuesta que implique la puesta en movimiento de un modelo económico-social, donde los sectores predominantes sean los productores nacionales y los sectores populares, organizados en la defensa de sus intereses, es una tarea de primer orden. ¡Se trata de que la hegemonía del capital financiero y del gran capital parasitario-especulador, han hundido al país, y terminarán precipitándolo más y más en el camino de la dependencia y pérdida de la soberanía!

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