Dos pasiones en María Ugarte

Dos pasiones en María Ugarte

POR UBALDO GUZMAN MOLINA
«El periodista que no goza con lo que hace es mal periodista. El que va a cualquier servicio a regañadientes no va hacer una buena crónica», asegura la historiadora y periodista María Ugarte, Premio Nacional de Literatura 2006, otorgado el pasado jueves por la Fundación Corripio y la Secretaría de Cultura.

Desde que fue dado a conocer el galardón literario, su ritmo de vida se ha trastornado.

En su residencia de la avenida Pedro Henríquez Ureña, el teléfono no cesa de timbrar, marcado por personas que quieren felicitarla.

«Se ha interrumpido por unos días mi ritmo normal de vida. Estoy encantada. Es una cosa que me halaga mucho. Me siento como un poco agobiada, porque me parece que yo no me merezco tanto», expresa.

Ugarte, de memoria prodigiosa y de excelente buen humor, narra su contribución a la cultura dominicana en los campos de la literatura, la crítica literaria, el periodismo y la investigación histórica.

A pesar de que ha vivido en el país casi 66 años, Ugarte todavía no ha podido borrar su español peninsular.

«No me arrepiento de haber venido aquí. Me alegra mucho y volvería a hacerlo, y si yo pudiera escoger, escogería la República Dominicana», dijo Ugarte, quien llegó en marzo de 1940 y diez años después adquirió la ciudadanía dominicana.

Con su esposo y su pequeña hija Carmenchu fue enviada al paraje de Medina, San Cristóbal, una colonia agrícola creada por el ex dictador Rafael Trujillo para inmigrantes europeos.

Entonces, la vida era muy dura y se enfermó de paludismo. Al poco tiempo regresó a la capital, donde trabajó en una investigación histórica.

Poco después se instaló en Sosúa, Puerto Plata, donde impartió docencia a un grupo de adolescentes judíos. Luego volvió a Santo Domingo.

La pasión del periodismo

El periodismo para Ugarte es una pasión. Entró a trabajar en El Caribe a principios de mayo de 1948, pocos días después de comenzar a editarse, a instancia de Rafael Herrera, entonces jefe de redacción.

Empezó como una reportera cualquiera, incluyendo «cubrir» crímenes y después se le asignó la página escolar, centrada en colaboraciones de estudiantes, a quienes entrevistaba y publicaba una breve biografía junto a la muestra.

Así surgió la generación del 48, de la que se considera la madre.

El Caribe era dirigido entonces por el norteamericano Stanley Ross, quien le preguntó por sus antecedentes en el periodismo. Ugarte le respondió sobre las colaboraciones publicadas en el diario La Nación. El norteamericano argumentó que eso no era periodismo, pero se acostumbró enseguida.

«El periodista debe comenzar desde abajo para comprender realmente toda la operación que se realiza para conseguir una noticia», sostiene.

A su juicio, el periodismo de ahora es muy diferente al que se hacía antes. «Puede ser muchísimo mejor que lo que hacíamos, puede ser mucho peor», comentó, para luego añadir que, incluso, gráficamente está tan diferente.

Se queja de que ahora se ha echado a un lado lo cultural, que era lo que hacía. Se está acostumbrando a los textos breves en los diarios y lee más rápido que antes. Quizás sea el tipo de periodismo que convenga, dijo.

Antes de entrar a El Caribe, Ugarte había laborado en la Cancillería con un cargo muy importante y había dado clases en el Archivo General de la Nación.

«A mí el periodismo me apasionó. Yo me convertí en una periodista por gusto. Había sido, más bien, por necesidad, pero muy pronto el periodismo me atrajo mucho», expresó.

Como licenciada en ciencias históricas, el periodismo no había sido jamás su propósito ni proyecto. Los inicios de la profesión no fueron difíciles, dice.

«El periodismo desde el primer momento fue una cosa muy agradable, muy entrenida y no me fue difícil. Como historiadora, hay ciertas similitudes entre el periodismo y la historia. La parte histórica se refiere al pasado y el periodismo al presente», explicó.

Recuerda que laboraba como periodista con tanto gusto y lo disfrutaba tanto, que una vez alguien le dijo: «pero a usted no deben pagarle, sino usted pagarle al periódico, porque usted lo goza mucho».

En 1950 abrió un lapso en su vida y se concentró en la lectura.

Al enviudar en el 1966 retornó como directora de suplementos de El Caribe. Comenzó la labor de divulgación de los monumentos coloniales. Se retiró en el 2000 cuando fue pensionada. Después de ese año ha hecho algunas colaboraciones.

«Yo creo que el secreto del periodista es hacerlo con gusto, hacerlo disfrutándolo. Encontrar en cada una de las crónicas que tiene que escribir, aunque sea lo más tonto, un aspecto muy humano y gozarlo», aconseja.

 Su producción bibliográfica

Ugarte ha publicado «Monumentos coloniales (1977), «La Catedral de Santo Domingo, Primada de América» (1992), «Iglesias, capillas y ermitas coloniales» (1995), «Estampas coloniales (1998) y «Prats Ventós, 1925-1999» (2002). Es coautora de «Murales dominicanos» (2000) y «Arte dominicano (1844-2000)».

Actualmente ha estado escribiendo lo que denomina «libros sencillos».

Escribió una biografía sobre María Nieves Sicard, museóloga, quien trabajó en el Museo de las Casas Reales.

Es una figura muy interesante, que murió joven. La biografía es para que no sea olvidada. Está lista, pero espera que sea publicada por la Fundación García Arévalo.

Ugarte tiene listo un libro sobre la vida y obra de la pintora Nidia Serra. No sabe si la van a publicar. Se trata de una obra de 300 páginas.

Actualmente, a solicitud de la familia Bobea Billini, prepara una obra sobre Mario Bobea Billini, director del suplemento agropecuario de El Caribe.

Es una recopilación de los trabajos periodísticos. El libro llevará una introducción y una biografía. Cuenta con la colaboración de Monserrat Prats Ventós.

Según relató, una vez dijo que no escribiría más y que descansaría. Entonces le atacó una depresión horrible y se sentía «muerta, sin poder crear nada».

Ahora le cuesta escribir más que antes. Todavía escribe en una maquinilla de museo.

La colección del Banco Central publicará próximamente «María Ugarte, Textos literarios», que la acreditan como una de las pioneras del análisis literario en el país.

Se trata de una idea de Jeannette Miller, historiadora de arte. Es una recopilación de trabajos literarios publicados en El Caribe a lo largo de más de 50 años.

El libro comenzará con unos trabajos publicados en La Nación en 1944. Incluye entrevistas y crítica literaria.

 Su producción bibliográfica

Ugarte ha publicado «Monumentos coloniales (1977), «La Catedral de Santo Domingo, Primada de América» (1992), «Iglesias, capillas y ermitas coloniales» (1995), «Estampas coloniales (1998) y «Prats Ventós, 1925-1999» (2002). Es coautora de «Murales dominicanos» (2000) y «Arte dominicano (1844-2000)».

Actualmente ha estado escribiendo lo que denomina «libros sencillos».

Escribió una biografía sobre María Nieves Sicard, museóloga, quien trabajó en el Museo de las Casas Reales.

Es una figura muy interesante, que murió joven. La biografía es para que no sea olvidada. Está lista, pero espera que sea publicada por la Fundación García Arévalo.

Ugarte tiene listo un libro sobre la vida y obra de la pintora Nidia Serra. No sabe si la van a publicar. Se trata de una obra de 300 páginas.

Actualmente, a solicitud de la familia Bobea Billini, prepara una obra sobre Mario Bobea Billini, director del suplemento agropecuario de El Caribe.

Es una recopilación de los trabajos periodísticos. El libro llevará una introducción y una biografía. Cuenta con la colaboración de Monserrat Prats Ventós.

Según relató, una vez dijo que no escribiría más y que descansaría. Entonces le atacó una depresión horrible y se sentía «muerta, sin poder crear nada».

Ahora le cuesta escribir más que antes. Todavía escribe en una maquinilla de museo.

La colección del Banco Central publicará próximamente «María Ugarte, Textos literarios», que la acreditan como una de las pioneras del análisis literario en el país.

Se trata de una idea de Jeannette Miller, historiadora de arte. Es una recopilación de trabajos literarios publicados en El Caribe a lo largo de más de 50 años.

El libro comenzará con unos trabajos publicados en La Nación en 1944. Incluye entrevistas y crítica literaria.

El legado de Ugarte

Su legado a la sociedad dominicana será todo lo que ha escrito, fruto de un trabajo tesonero, sobre todo, en la restauración de los monumentos coloniales.

La arquitectura colonial dominicana es mucho más rica de lo que se piensa, cree.

Su pasión por la Zona Colonial se debió a que durante sus estudios universitarios se le daba importancia a América, sobre todo, a Santo Domingo.

Conocía en España, a través de los libros y los estudios, la arquitectura y el arte colonial de América.

En 1948 renunció, por razones políticas, a un buen trabajo en la Cancillería, donde organizó el archivo y preparaba el boletín.

Aunque no se considera una heroína, Ugarte dice que nunca firmó nada a favor del dictador Trujillo.

«Nunca me exigieron que firmara nada», señala, aunque dice que si se lo hubieran exigido no sabe lo que habría hecho.

En su dilatada carrera de periodista, Ugarte escribió bastante sobre artes visuales, incluso, artículos para una revista extranjera acerca del arte dominicano.

Durante el período de restauración de los monumentos coloniales, a final del decenio del 60, asumió un trabajo con brillantez y honestidad.

Escribió sobre la falsificación de las piezas indígenas durante meses.

«A veces el periodista debe ser un poco investigador y puede llegar a descubrir cosas más que los otros, pues se mete más en todas partes», señala.

Recuerda que las crónicas de los conciertos animaron a asistir a los mismos, que fueron recogidas en un libro sobre la historia de la música.

A la profesora honorífica de las universidades, Autónoma de Santo Domingo (UASD) y Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) no le gusta enseñar y le cansa, aunque lo hizo en varias ocasiones.

Uno de sus alumnos fue Rafael Herrera, a quien recuerda con cariño y admiración.

«Me gusta mucho la investigación histórica, porque me emociona mucho. Cada vez que uno encuentra un dato que uno está buscando, que es difícil encontrar en documentos o libros, es una emoción extraordinaria», dijo.

Le gusta el periodismo y la investigación histórica.

Perfil de Ugarte

Nació en Segovia, España, el 22 de febrero de 1914. Es licenciada en ciencias históricas por la Universidad Central de Madrid, donde fue profesora de Historia Contemporánea de España.

Hija de Jerónimo Ugarte y Carmen España. Llegó en marzo de 1940 con su pequeña Carmenchu, quien también con el tiempo se convertiría en una periodista.

El ruso Constant Brusiloff, su esposo, ya se encontraba en el país desde unos meses antes.

Ese año arribó una oleada de inmigrantes que habían salido de su patria al final de la guerra civil (1936-1939). A diferencia de muchos de sus compatriotas refugiados, que abandonaron el país forzados por la asfixiante atmósfera que se respiraba bajo la tiranía de Trujillo, Ugarte permaneció aquí, luchando contra las adversidades de un medio lleno de limitaciones de toda índole.

En los primeros años, Ugarte trabajó en la comisión de publicaciones del Centenario de la República Dominicana y fue jefa de la División de Archivos, Biblioteca y Mapoteca de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Fue entonces cuando colaboró con distinguidos intelectuales del país, como Manuel Arturo Peña Batlle y Julio Ortega Frier, habiendo dedicado a la investigación histórica sus mayores esfuerzos de juventud, a la vez que impartía cursos de bibliotecología y archivo y se iniciaba como periodista.

Colaboró en el periódico La Nación (1944-1945), en Cuadernos Dominicanos de Cultura y en el boletín del Archivo General de la Nación.

Entró a El Caribe en 1948, donde desarrolló una amplia labor de animación cultural y de estímulo a las nuevas promociones de escritores, en la famosa «Página Escolar», que sirvió para proyectar a los jóvenes escritores de la llamada Generación del 48.

Su defensa del patrimonio monumental, desde hace cuarenta años, la ha llevado a escribir una serie de trabajos que figuran entre los textos de consulta fundamentales de la bibliografía del siglo XX.

Ugarte posee una extensa obra que ha enriquecido el periodismo, la historia y el periodismo dominicanos, habiendo recibido numerosos premios y distinciones, como Premio Pellerano Alfau, Cronista Cultural (1974), Caonabo de Oro (1980), del Voluntariado del Museo de las Casas Reales en colaboración con la embajada de España en Santo Domingo, y del Club de Corresponsales de Prensa Extranjera en la categoría de Patrimonio Cultural (1984).

Recibió, asimismo, la Orden del Mérito Civil en el grado de Comendador por el Rey de España (1986), la Orden de Duarte, Sánchez y Mella en el grado de Caballero (1990).

Es miembro de número de la Academia Dominicana de Historia desde el 1995. Fue condecorada durante la tiranía de Trujillo.

En el 2004, la Secretaría de Cultura, en reconocimiento a sus múltiples méritos, la designó, junto al sacerdote Vicente Rubio, como «Patrimonio Viviente de la República Dominicana».

En el 2002, la UASD la reconoció como catedrática honoraria del centro de estudios.

Durante cinco años produjo un espacio televisivo por el Canal 2 (Teleantillas) titulado «Nuestra cultura», como segmento del programa Revista de Noticias.

En sus actividades periodísticas tuvo siempre a su cargo fuentes culturales y escribió informaciones y comentarios sobre arte, libros, música, arqueología, arquitectura y temas de interés humano.

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