Dos poemas de Jacques Viau

Dos poemas de Jacques Viau

QUIERO SER

 

Quiero ser la canción de caña

la sombra de las sombras

el sudor de la tierra

quiero ser.

Quiero ser la hoja que florece

y muere

el dolor de amar

el deseo del que sufre.

Quiero sumergirme

ahondarme en todo lo ajeno

y amar

ser de todos

para todos.

Ser

ser el aliento de mi pueblo

la mano aferrada al machete

el torso calcinado.

Quiero ser

ser la cólera, la ira

de los nacidos sin apellidos sonoros.

Ser

ser el odio de los humillados

Ser todos

y que todos sean yo.

Ser la vida que fluye en los demás

Quiero ser

Dejar de ser lo que soy

ser los otros

los otros

los que sufren

los otros

los que lloran.

Quiero ser la sombra de cuanto

gime y llora

¡el gemido y la lágrima!

Ser de todos

para todos

ser cualquier cosa menos yo.

WALT WHITMAN

Señores

Walt Whitman.

corazón ancho,

barba inmensa,

ha vuelto.

Ha vuelto timoneando la palabra

sobre un mar de palabras.

Nos lo trajo Pedro

también capitán de la palabra

sobre un mar de palabras

amortajadas.

 

Nos lo trajo envuelto en auroras,

destrozado por la ausencia y la

espera.

Walt Whitman y su barba cósmica.

Walt Whitman

y sus brazos reconstruidos por la palabra,

recamados en cada obrero y su canción

desde el llanto incontenible de las Antillas.

Volvió con su barba transparente,

inmensa,

hecha sangre,

con su garganta hecho grito desgarrado,

con sus manos enormes

donde América cobijara su cabeza,

su llanto,

su esperanza,

sangrando.

Volvió con Pedro,

a través de Pedro,

desde el llanto,

desde la sangre que corre por mi tierra,

desde las minas,

las cordilleras,

volvió a través de Pedro,

a través de sus palabras nacidas en las canteras,

cargadas de partidas,

azotando los vientos,

tiñéndose de rojo con mi sangre,

con la sangre de los mineros,

de los cañaverales.

Volvió a través de Pedro,

de las cruces que crecen en el alma.

 

Volvió Walt Whitman,

un cosmos,

hijo de Manhattan,

nos lo trajo Pedro

desde su corazón azotado por el llanto,

por la sangre de América,

de esta América que cobijara una barba cósmica

de un hijo de Manhattan.

 

¡Oh, Walt Whitman

un cosmos,

hijo de Manhattan,

tu voz vuelve a ser nuestra:

la redimió Pedro,

a hurtadillas la robó de los bancos,

de los trusts,

las corporaciones

y limpió con sus dedos tu barba hecha de auroras

para que azotara mi isla,

nuestra isla.

Has vuelto a nosotros, viejo barbudo,

a nosotros los herreros,

a nosotros los explotados,

has vuelto con tu voz restituida al llanto

y a la esperanza;

desde el silencio retornada

por una voz que sabe a sangre y a azúcar.

 

¡Oh, Walt Whitman

restituido al llanto,

al amor,

a nuestros mozalbetes

restituido desde la sombra,

a nuestras montañas,

a nuestros ríos,

a los llaneros,

a los gauchos,

a los mineros del Norte

por Pedro,

con la sangre de los mineros,

de los cañaverales,

volvió a través de Pedro,

de las cruces que crecen en el alma.

Volvió Walt Whitman,

un cosmos,

hijo de Manhattan,

nos lo trajo Pedro

desde su corazón azotado por el llanto,

por la sangre de América,

de esta América que cobijara una barba cósmica

de un hijo de Manhattan…

¡Oh, Walt Whitman,

Un cosmos,

Hijo de Manhattan,

restituido a nosotros desde el silencio

Por Pedro,

otros cosmos

hijo del Caribe.

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