QUIERO SER
Quiero ser la canción de caña
la sombra de las sombras
el sudor de la tierra
quiero ser.
Quiero ser la hoja que florece
y muere
el dolor de amar
el deseo del que sufre.
Quiero sumergirme
ahondarme en todo lo ajeno
y amar
ser de todos
para todos.
Ser
ser el aliento de mi pueblo
la mano aferrada al machete
el torso calcinado.
Quiero ser
ser la cólera, la ira
de los nacidos sin apellidos sonoros.
Ser
ser el odio de los humillados
Ser todos
y que todos sean yo.
Ser la vida que fluye en los demás
Quiero ser
Dejar de ser lo que soy
ser los otros
los otros
los que sufren
los otros
los que lloran.
Quiero ser la sombra de cuanto
gime y llora
¡el gemido y la lágrima!
Ser de todos
para todos
ser cualquier cosa menos yo.
WALT WHITMAN
Señores
Walt Whitman.
corazón ancho,
barba inmensa,
ha vuelto.
Ha vuelto timoneando la palabra
sobre un mar de palabras.
Nos lo trajo Pedro
también capitán de la palabra
sobre un mar de palabras
amortajadas.
Nos lo trajo envuelto en auroras,
destrozado por la ausencia y la
espera.
Walt Whitman y su barba cósmica.
Walt Whitman
y sus brazos reconstruidos por la palabra,
recamados en cada obrero y su canción
desde el llanto incontenible de las Antillas.
Volvió con su barba transparente,
inmensa,
hecha sangre,
con su garganta hecho grito desgarrado,
con sus manos enormes
donde América cobijara su cabeza,
su llanto,
su esperanza,
sangrando.
Volvió con Pedro,
a través de Pedro,
desde el llanto,
desde la sangre que corre por mi tierra,
desde las minas,
las cordilleras,
volvió a través de Pedro,
a través de sus palabras nacidas en las canteras,
cargadas de partidas,
azotando los vientos,
tiñéndose de rojo con mi sangre,
con la sangre de los mineros,
de los cañaverales.
Volvió a través de Pedro,
de las cruces que crecen en el alma.
Volvió Walt Whitman,
un cosmos,
hijo de Manhattan,
nos lo trajo Pedro
desde su corazón azotado por el llanto,
por la sangre de América,
de esta América que cobijara una barba cósmica
de un hijo de Manhattan.
¡Oh, Walt Whitman
un cosmos,
hijo de Manhattan,
tu voz vuelve a ser nuestra:
la redimió Pedro,
a hurtadillas la robó de los bancos,
de los trusts,
las corporaciones
y limpió con sus dedos tu barba hecha de auroras
para que azotara mi isla,
nuestra isla.
Has vuelto a nosotros, viejo barbudo,
a nosotros los herreros,
a nosotros los explotados,
has vuelto con tu voz restituida al llanto
y a la esperanza;
desde el silencio retornada
por una voz que sabe a sangre y a azúcar.
¡Oh, Walt Whitman
restituido al llanto,
al amor,
a nuestros mozalbetes
restituido desde la sombra,
a nuestras montañas,
a nuestros ríos,
a los llaneros,
a los gauchos,
a los mineros del Norte
por Pedro,
con la sangre de los mineros,
de los cañaverales,
volvió a través de Pedro,
de las cruces que crecen en el alma.
Volvió Walt Whitman,
un cosmos,
hijo de Manhattan,
nos lo trajo Pedro
desde su corazón azotado por el llanto,
por la sangre de América,
de esta América que cobijara una barba cósmica
de un hijo de Manhattan…
¡Oh, Walt Whitman,
Un cosmos,
Hijo de Manhattan,
restituido a nosotros desde el silencio
Por Pedro,
otros cosmos
hijo del Caribe.