Dos posiciones en una

Dos posiciones en una

Si numeroso es el sector de la colectividad  (85%)  que la encuesta  Gallup-HOY refleja   como convencido de que en el país reina la impunidad y  que ésta  constituye un problema grave, grande es también el        que resta importancia a la corrupción administrativa como tema de preocupación: solo el 9.1% de los encuestados. Los mismos dominicanos que se alarman por la impunidad son los que, matemáticamente, se comportan como si el cohecho no les huela ni les  hieda a pesar de que se puede suponer que ambos males son correlativos y que no podrían existir el uno sin el otro en las dimensiones que se les suponen.

Algunos observadores pensarán que las respuestas de los encuestados reflejan mucho del pragmatismo que las adversidades de la vida diaria enraizaron en el dominicano común. Aquí, ni más ni menos, la necesidad tiene cara de hereje y desgraciadamente la adhesión a reglas morales está, para muchos, dentro de las cosas que tienen que manejarse con relatividad, en función de las conveniencias del momento. Los liderazgos políticos y religiosos tienen que reconocer esa realidad aunque se siga  tratando de cambiarla.

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¡Neutralidad?

El esquema en que se movería la reforma fiscal indica, a grosso modo, que los cambios que se perfilan no deberían encarecer el costo de la vida, pero, de todos modos,  el pacto gobierno-empresarios reafirmaría la injusta característica del sistema impositivo dominicano que grava más el consumo que las utilidades  y que la acomulación de riqueza. Y dentro de esta distorsión cabe agregar además que aquí el fisco ni siquiera pone énfasis en gravar el gran gasto y lujo de los adinerados sino que  se caracteriza mayormente  por tributos que lesionan al contribuyente de bajos y medianos ingresos.

Parecería pues que nada va a cambiar en cuanto a que las recaudaciones seguirían incidiendo para que  el costo de los productos de primera necesidad siga siendo alto. Que no le vengan al pueblo con el “premio de consolación” de que ningún artículo debería subir. Este va a ser  un parche  más, con el que incluso se ha maniobrado para que el consumidor de combustibles no se beneficie de un justo y necesario reordenamiento impositivo que conduzca a precios accesibles para los derivados del petróleo, en momentos en que la gasolina se vende  a alrededor de setenta pesos dominicanos  el galón en el mercado norteamericano.

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De política  y políticos

Por culpa de los políticos, en este país existe fobia  a que los partidos metan sus manos en los procesos que se encaminen a establecer o fortalecer funciones que el Estado debe desempeñar en beneficio de la colectividad. Desde que el rancho comienza a arder en alguna área de interés social, algún sector partidario  cae  inediatamente bajo sospecha de estar metiendo sus narices con estrechez de mira y pobreza de ideales. Aquí el verbo politizar contiene un sentido esencialmente negativo. Los políticos han hecho que el ciudadano de a pie  crea que por regla actuar políticamente sea pernicioso.

Larga y amarga experiencia ha debido tener este país para que predomine tan pobre concepto de los políticos, y muy a pesar de las honrosas excepciones. Y pensar que somos herederos de quien una vez dijo: “La política no es una especulación, es la ciencia más pura y la más digna, después de la Filosofia, de ocupar las inteligencias nobles”. Juan Pablo Duarte.

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