En la última semana de diciembre del 2020 su excelencia el embajador y apreciado amigo Federico Cuello me envío un honroso mensaje solicitándome que escribiera el prólogo de un libro que iba a poner en circulación en forma digitalmente próximamente titulado: “Evolucionar o Sucumbir, diplomacia y políticas publicas en tiempo de COVID-19” .
En realidad ese libro pudiera titularse: “Plataforma para el desarrollo innovador y sostenible de República Dominicana”.
Me sentí sobrecogido pues era la primera vez que relataría ese tipo de escrito y lo inicie señalando que, para redactarlo, había leído con deleite el texto íntegro de esa obra. En ese introito enviaba un metamensaje para diferenciarme a lo que ocurrió comenzando el siglo XX cuando Balaguer se desempeñaba como secretario en la embajada dominicana en España.
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En esos tiempos Balaguer escribió su obra “Trujillo y su obra” para encomiar los logros de los primeros años de esa era cuando nadie vislumbraba que Trujillo gobernaría mas de 30 años.
Sorprendentemente en ese libro Balaguer elogió la calidad de oratoria de Rafael Estrella Ureña, quien fue electo vicepresidente en 1930.
Repito ya en los primeros años del trujillismo, Estrella Ureña había caído en desgracia. Por esa razón se consideró que Balaguer había cometido un pecado imperdonable elogiando a Estrella Ureña en su obra por lo cual todos los ejemplares de ese libro que llegaron al país fueron desechados tirándolos al fondo del mar.
La cancillería reprochó al embajador en Francia Osvaldo Bazil (superior de Balaguer en esa misión). Enrostraron a Bazil que no solo permitió que Balaguer (su subalterno) escribiera ese tipo de obra sino que, además, el propio Bazil escribiera el prologo de ese libro.
Para tratar de mantener su puesto como embajador Bazil envió a la cancillería un mensaje, que decía escuetamente: “¡Escribí prologo mas no leí libro!”.