Dos reelecciones

Dos reelecciones

FIDELIO DESPRADEL
El presidente ha puesto sobre el tapete el tema de la reelección. Y lo ha hecho de acuerdo al estilo establecido por «el padre de la democracia» dominicana: insinuándolo en un escenario previamente escogido, valiéndose de una masa de comilitones, que cual estridente coro, con pancartas y consignas previamente escogidas, exaltan las cualidades del iluminado, el cual, al igual que el «padre de la democracia», niega su intención reeleccionista, como forma de poner a los otros a hablar de lo que a ti no te conviene, soltando los amarres.

Proclamada la intención reeleccionista el pasado 16 de agosto, el presidente se lanzó, inmediatamente, a los ya conocidos recorridos por barrios y comunidades, acompañado de una impresionante comitiva de repartidores de ilusiones, pertenecientes a las distintas instancias del Estado, todos repartiendo, a diestra y siniestra, funditas con dinero, medicinas, ropa, juguetes y todo tipo de espejitos y regalos, despertando la sumisión y el atraso que arrastra, desde el descubrimiento, una parte del alma de la población de nuestra tierra.

Capotillo, las provincias del nordeste y el municipio de Sánchez fueron los primeros puertos donde se posó el estilo recién inaugurado por el presidente.  Así lo hizo Balaguer en seis oportunidades, hasta que los americanos le pararon la carrera.

En lo adelante, los y las que hemos asumido el objetivo de contribuir a la construcción de una propuesta política alternativa e independiente, como parte del esfuerzo por cambiar el rumbo del país, tendremos que lidiar con esta complicación que es la intención reeleccionista del primer mandatario, ya que, como es ya historia, en esta carrera los protagonistas potencian los males que arrastra el Estado dominicano, en lo que a dispendio y uso indebido de los recursos del gobierno se refiere.

Pero lo principal es que las complicaciones inherentes a la intención reeleccionista del primer mandatario vienen acompañadas por la reafirmación de los perfiles del modelo que le han impuesto al país en las últimas décadas y la decisión de sus beneficiarios de reelegir dicho modelo, profundizando los aspectos más negativos del mismo. O sea, estamos frente a dos reelecciones. Una vieja, que cada día nos afecta más, y la otra recién salida de la caja: TLC y la forma como fue discutido y aprobado; el proyecto de reforma fiscal, desechando los impuestos directos a las ganancias de las entidades y las personas, haciendo caer sobre el ITBIS y demás impuestos indirectos el grueso de las recaudaciones y desechando el tema de los renglones que van a ser beneficiados con los dineros recaudados; el lugar secundario que tiene en la agenda del país todo lo relacionado con la producción nacional, la soberanía alimentaria y el fomento de la mediana y pequeña producción; la hegemonía indiscutible de la élite financiera y del gran capital, en los aspectos centrales de la agenda del país; la profundización de la dependencia y de la ingerencia política y militar de los Estados Unidos; la entrega de las riquezas naturales y el litoral marino a las empresas transnacionales y a los grandes capitales nacionales; la debilidad de la totalidad de las instituciones nacionales, encargadas formalmente de defender la soberanía y la independencia nacionales, y así una larga lista.

El comportamiento de todos estos aspectos centrales, y de muchos otros que tienen relación con el modelo y la dependencia, expresan que en el país se viene produciendo una escalada en la reelección y reproducción del modelo, lo cual amenaza la supervivencia misma de nuestra nación.

La respuesta de todos los sectores progresistas debe ser denunciar las intenciones reeleccionistas del presidente, combatir todas las lacras que se pondrán en movimiento para potenciar estas intenciones, al tiempo que profundizamos la crítica del modelo económico-político dependiente y avanzamos en la construcción de una propuesta alternativa.

Debemos diferenciarnos en nuestra oposición a la voluntad reeelaccionista del primer ejecutivo, y para diferenciarnos, debemos avanzar en el esfuerzo por construir una propuesta política alternativa y en ir cambiando la correlación de fuerzas, que hoy favorece, casi absolutamente, a los defensores del modelo actual y de los Estados Unidos.

Y no podemos olvidar que la reelección necesita ser alimentada con dinero y prebendas: los megaproyectos como la isla artificial y el metro; la entrega de nuestra soberanía, como el megaproyecto de Sans Soucí; las obras de grado a grado; hacerse la vista gorda en lo relacionado a la defensa del medio ambiente y las riquezas naturales, para favorecer intereses extranjeros; todas estas, y muchas más, son prácticas que se van a potenciar en estos tiempos de reelecciones. Pero pongamos la atención central en frenar, de una vez por todas, la reelección del modelo económico-político.

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