¡Dos semanas sin escribir!

¡Dos semanas sin escribir!

FIDELIO DESPRADEL
Más de doce años escribiendo en Hoy. Habrá sorprendido a los y las lectoras, que las pasadas dos semanas no haya escrito mi habitual columna. Como les debo una explicación, aprovecho la ocasión para profundizar el tema, tratado por mí unas semanas atrás:

Son decenas de miles de hombres y mujeres activas, incluyendo aquellos y aquellas que siguen la carrera militar, que están contestes en que no es posible que el país de todos los dominicanos siga por los senderos que nos han impuesto. Me decía un viejo y querido amigo, compañero socialcristiano del primer comité de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), en julio-agosto de 1961: «Fidelio. Tenía cuatro elecciones que no votaba. Voté porque los desmanes del PRD iban a hundir el país. No me arrepiento, pero estoy seguro que todo va a seguir igual. Son decenas de miles de personas, en todo el país, los que estamos esperando que aparezca algo distinto. Esto hay que cambiarlo.» Y entonces, el amigo pasó a ponderar las cualidades de las personas que se han mantenido toda la vida en «una sola línea de conducta».

¿Cuántos piensan y pensamos de esta forma? ¿Cuántos tenemos la certeza de que pueden contarse por decenas de miles las personas honestas en todo el país, en capacidad para participar y defender militantemente cualquier esfuerzo que, de verdad, implique un cambio de rumbo del país? ¿Cuántos de estos están, tan sólo, esperando que aparezca la «señal» de que, de verdad, se están transitando caminos distintos y opuestos a los que nos han conducido a este desastre?

¡No tengo dudas de que la respuesta es positiva! Pero la cuestión de construir una propuesta política independiente o alternativa, no es tan sólo de buena voluntad ni de experiencia acumulada. No es tampoco un problema de «juntar» personalidades y capacidades, para insuflar confianza en quienes han perdido la fe y el camino. Es mucho más complejo. ¡Tenemos que hacer un gran esfuerzo hacía la recuperación de la confianza por parte de esos miles o decenas de miles de personas progresistas! ¡Tenemos contribuir a la formación de muchos círculos concéntricos de personas decididas, y en posibilidad, de contribuir a hacer realidad la gran tarea de construir una Propuesta Política Independiente! ¡Círculos concéntricos, que vayan desde los que están en capacidad de asumir la mayor de la militancia, a los y las que, tan sólo están en capacidad de apoyar moral y económicamente el esfuerzo!

Y para ello, lo primero, es recuperar la confianza de que: ¡Es posible!

¿Qué tiene que ver este discurso con el hecho de que tenía dos semanas sin escribir mi columna? Muy sencillo: el sector progresista del país tiene que volver a ser un referente en el enfrentamiento de los grandes problemas de la Nación; tenemos que ir construyendo una propuesta del país que queremos; una propuesta, que como construcción colectiva, vaya recuperando la confianza en que: ¡Es posible cambiar el Rumbo del País!.

Y para ello, en lo que se refiere al sector más militante, entre los cuales me cuento, debemos crear los mecanismos para elevar nuestro pensamiento y el conocimiento concreto que tenemos acerca de los problemas fundamentales del país; seguir, día a día, la coyuntura nacional, la internacional y la local. ¡Sí, la local! O sea, tenemos que «aterrizar» en el análisis de los problemas concretos de cada localidad y sector social del país; luchando, proponiendo y construyendo; recuperando la confianza; avanzando hacía una acción colectiva; sumando las individualidades, que hoy aparecen como quijotes, luchando contra los molinos de viento; tenemos que desplazar a todos esos agentes del atraso y de la entrega de la soberanía de la nación, que hoy monopolizan casi todos los medios y mecanismos de creación de opinión pública.

Y para ello, no podemos mantenernos en los «niveles» de análisis en que nos encontramos. Tenemos que «alzar el vuelo», levantar nuestro «horizonte», zafarnos de la mediocridad en que nos hemos venido colocando, donde a cualquier verdad a medias, o cualquier discurso altisonante, carente de respaldo, se le llama propuesta o programa.

He venido trabajando, junto a muchos otros y otras, en concebir e ir creando las bases para que, en el menor tiempo posible, podamos ir construyendo instrumentos comunes para estas grandes tareas. Y ello nos ha absorbido en una forma tan grande, y nos tiene tan entusiasmados, que ya no queremos seguir escribiendo, semana tras semana, sin que esos escritos sean parte de una cadena, con eslabones sólidos, donde vayamos contribuyendo a que los dominicanos y dominicanas, sean estos trabajadores, campesinos, productores nacionales, intelectuales, estudiantes, recuperemos la capacidad de pensar con nuestra propia cabeza, y actuar en base a los acuerdos a que vayamos arribando, como eslabones hacía la construcción, procesal y colectiva, de una Propuesta Política, que contribuya a recuperar la confianza en que: ¡Es Posible!

Abrumado por este trabajo, y decidido a producir un giro en esta columna semanal, no me fue posible escribir en las pasadas dos semanas. Espero que en lo adelante, quienes siguen mis artículos, puedan ir notando la diferencia. Quienes quieran comunicarse conmigo y con nosotros, pueden llamar al: 238-5409.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas