Dos soberanías en una sola isla

Dos soberanías en una sola isla

El Estado dominicano no puede con los problemas del Estado haitiano. Varios gobiernos de este país han sido coherentes en los  planteamientos que sobre la situación haitiana han hecho ante foros internacionales. La densidad de la migración haitiana, mayormente ilegal, hacia territorio dominicano, plantea un serio problema que hay que encarar desde una posición que robustezca y preserve nuestra soberanía.

 Durante su visita a Francia, el Presidente Leonel Fernández ha expuesto la imposibilidad de complacer las aspiraciones de algunos grupos que sugieren la desmilitarización de la frontera entre los dos países. Hay que respaldar esa posición y alentar al Gobierno dominicano para que fortalezca la vigilancia en la línea divisoria y para que trace políticas migratorias que permitan desmontar el tráfico de indocumentados y el trasiego de drogas y armas.

 Como Estado hemos sido solidarios con el pueblo haitiano. Cargamos parte de sus problemas a través de asistencia médica y contratación de mano de obra. Aligeramos su presión social interna. Siempre hemos estado abiertos a definir de manera conjunta proyectos de mutuo beneficio y  enfrentar de modo común problemas que nos afectan. Pero debe prevalecer la mística de que la isla es una sola y en ella existen dos estados que deben resguardar sus soberanías.

Resistencia a una ley de partidos

El proyecto de ley de partidos sigue dando tumbos en el Congreso. Los diputados han resuelto ponerlo nuevamente en manos de una comisión de estudio. La resistencia a todo ordenamiento que pueda afectar la práctica del clientelismo parece venir de un instinto de supervivencia de los partidos políticos. Nadie más se resiste a la existencia de un ordenamiento que delimite campos en el quehacer de estas organizaciones soporte de la democracia.

La actitud ha sido de alejar la posibilidad de que sea aprobado un estatuto que se inmiscuya en el origen de las finanzas de los partidos, la manera como manejan su democracia interna, el destino que dan a los recursos que les entrega el Estado y cuestiones por el estilo. No extraña que se haya procedido a aplazar nuevamente el conocimiento de este proyecto. Está demostrado que la “cooperación” de los partidos para la elaboración del proyecto de ley no significaba que favorecerían su aprobación.

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