¡Dos temas vitales!

¡Dos temas vitales!

FIDELIO DESPRADEL
Lo de la reforma fiscal y las medidas compensatorias a los productores nacionales es un tema de primer orden, que afecta a la gran mayoría de los habitantes de la nación, ¡y resulta que ese problema está en manos de una ínfima minoría, sin que nosotros, que somos los responsables de movilizar a los excluidos, hayamos dicho “ni pío”!

De nuevo buscaron al gran negociador para crear las comisiones que habrán de redactar, tanto el proyecto de reforma fiscal como el relativo a las compensaciones a los productores, que están en “salmuera” ante la inminente firma del TLC. ¿Quiénes integran el complejo sistema de comisiones que coordina el gran negociador?: Funcionarios, legisladores y representantes de los productores, dicen los titulares de los periódicos. ¡Qué bien! Pero si miramos con más detenimiento, es fácil identificar que en las dichosas comisiones, coordinadas por el gran negociador, sólo están representados los intereses de las grandes cúpulas dueñas de la República Dominicana.

¿Y las decenas de miles de productores nacionales, pequeños, medianos y grandes? ¿Y los trabajadores? ¿Y las clases medias? ¿Y los otros sectores, que junto a todos estos, componen la gran mayoría del país? ¡No están por ninguna parte! En síntesis, tenemos que confiar en la “bondad” del gran negociador y sus socios. O lo que es lo mismo: poner la iglesia en “manos de Lutero” o del mismísimo diablo.

Y fuera de este coro de ángeles, entonces tenemos que la totalidad de quienes forman la opinión pública (insisto: la totalidad) no se atreven a salirse de la lógica impuesta por los grandes intereses que dominan la vida de la República Dominicana. O sea: ¡Hay que aumentar la base del ITBIS, del selectivo al consumo, gravar los depósitos de las decenas de miles de depositantes de clase media y algunas otras cargas impositivas que a cualquiera con buena imaginación se le pueda ocurrir! ¡Nadie se sale de esta lógica, ni siquiera los que se reputan como progresistas y desarrollistas!

Lo primero que hay que hacer es desmontar esta lógica, que de tanto repetirla la han convertido en “sentido común”.

Tal como plantee en el artículo pasado, desde el lejano 1958 y 1959, los patriotas y las personas progresistas que conformaban el movimiento de resistencia a la tiranía, incluyendo a los Héroes de la Gesta de Constanza, Maimón y Estero Hondo, rechazaban el sistema de impuestos indirectos, propugnando, entonces, por un sistema de impuestos directos. O sea: ¡quien más gane más pague! Pero en el país, nadie se atreve a plantear este tema. Es como si del diablo se tratara.

Entonces: lo que planteo es lo siguiente:

Que el movimiento popular y los productores defendamos una reforma fiscal donde el monto principal de lo recaudado provenga de las ganancias y los sueldos. Que fuera de esto, no se ponga ninguna traba ni carga tributaria a la producción, para que esta se pueda desarrollar sin obstáculos.

Que se consignen sanciones drásticas (multa y cárcel) a todas las empresas (grandes y medianas) que falseen sus estados financieros, y que se aplique la disposición que obliga a los bancos, no sólo hacerle llegar los estados financieros de sus clientes a la oficina de impuestos sobre la renta, sino que se aplique, además, el reglamento que obliga a los bancos a prestarle sólo a las empresas que tienen un estado financiero que permite esos préstamos (no estoy inventando nada: esto está incluido en la famosa reforma financiera).

¿Qué empresa, grande o mediana, agrícola o industrial, funciona sin préstamos? La totalidad de las empresas, agrícolas e industriales, del país, tienen vínculo, o con el banco agrícola, o con alguno de los bancos o financieras privadas, con ADEMI o con alguna de las tantas asociaciones de ahorros. Entonces: es fácil enterarse de todo el universo de los productores, agrícolas e industriales. Es fácil acceder a sus estados financieros. Es fácil obligar a los bancos a que no le presten si estos estados no presentan una situación que justifique los montos de esos préstamos. Además, los dueños de los grandes capitales son alérgicos a la cárcel o a la condena ante la opinión pública. ¿Por qué no hay una sola persona, aún entre los comunicadores, consultores o técnicos progresistas, que plantee un cambio radical en el sistema de impuestos? ¿Por qué todo el mundo se inclina por joder a las grandes mayorías, perpetuando el sistema de impuestos indirectos? ¿Por qué? ¿Qué legislador? ¿Qué intelectual de prestigio? ¿Qué comunicador serio?; ¿cuáles de estos se atreve a “ponerle el cascabel al gato”?

Mientas tanto, nosotros, los revolucionarios, los patriotas, los que trabajamos con el movimiento social y obrero, no podemos seguir gesticulando, apelando a cuestiones generales, sin aterrizar en la cuestiones que pueden generar un movimiento, que realmente contribuya a crear conciencia y a denunciar a toda la partida de personas, que con una imagen de “decencia”, no se atreven a tocar, ni con el pétalo de una rosa, los grandes intereses que están detrás del gran negociador y del equipo que está preparando la guillotina contra las grandes mayorías del país,

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