Dos terremotos
Con diferentes y aleccionadores resultados

<STRONG>Dos terremotos</STRONG><BR>Con diferentes y aleccionadores resultados

SANTIAGO, PUERTO PRINCIPE. AGENCIAS. Mientras en Haití un terremoto de 7.2 grados mató 233,000 personas y provocó destrucciones que implicarían un costo para su reconstrucción de 14,000 millones de dólares, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID); en Chile un terremoto mucho más grave se ha cobrado 763 víctimas, pero los daños materiales podrían alcanzar los 30,000 millones de dólares.

La moderada pérdida de vidas en Chile muestra cuan vitales son que la población esté preparado ante un eventual sismo,  el buen gobierno y la riqueza de un país  para las consecuencias de un desastre natural.

La diferencia en los resultados en términos de pérdidas de vidas humanas,  orientan sobre lo terrible que puede resultar un sismo en ciudades vulnerables y superpobladas.

 Algunos expertos estiman que a pesar de la menor intensidad de su fuerza, en comparación con el que afectó a Chile, el terremoto de Haití probablemente resulte ser el más destructivo de los desastres naturales de la era moderna, si se toma en cuetna el tamaño de la población de Haití y su economía.

En términos relativos,  el terremoto de Haití resulta inmensamente más destructivo que el Tsunami en Indonesia de 2004 y los ciclones que devastaron a Myanmar en 2008. Causó cinco veces más muertes por cada millón de habitantes que el segundo desastre con mayor número de muertes, el terremoto de Nicaragua de 1972 .

En el mundo en desarrollo, refleja un artículo reciente de Andrew Revkin en The New York Times, se calcula que un terremoto podría matar en Teherán a un millón de personas, o en Estambul, de 30.000 a 40.000.

Se plantea que el desafío es reemplazar estructuras precarias por otras resistentes a los espasmos de la tierra, tan repentinos como inevitables. Algunos sismólogos prevén que cuando a mediados del siglo haya 2.000 millones más de personas en zonas urbanas, las viviendas pueden convertirse en armas de destrucción masiva

Y si bien es cierto que los daños materiales en Chile duplicaron los de Haití, esto se debió a que el terremoto que afectó a ese país tuvo una fuerza 800 veces mayor al que azotó a Haití.  Probablemente, si el terremoto de Chile hubiera sido de la magnitud del de Haití los daños materiales hubieran sido irrelevantes.

La edificación y la red de infraestructura de servicios en el país trasandino es mucho más sólida que la haitiana. Un dicho popular entre los sismólogos es que “los terremotos no matan gente, sino las construcciones”.

A diferencia de Haití, las casas y departamentos en Chile están diseñadas con materiales que contemplan la resistencia antisísmica.

Testigos del terremoto en Chile han afirmado que muchas de las viviendas en las zonas afectadas se movieron, inclinaron y agitaron como un flan. Estantes, cuadros, vajilla y veladores volaron por el aire.

Uno de ellos, el ministro de Gobierno de Mendoza, Mario Adaro,  reveló que mantuvo a sus hijas alejadas de la ventana del edificio donde se alojaba porque “oscilaba tanto que creía que podían caerse por ahí”. Sin embargo, más allá de las grietas, hubo una proporción relativamente baja de colapsos o derrumbes letales.

El comportamiento de las estructuras, a priori, fue muy bueno, confirma José Luis Bustos, ingeniero del Instituto de Investigaciones Antisísmicas “Aldo Bruschi” de la Universidad Nacional de San Juan.

“Si las construcciones no hubieran estado preparadas, las consecuencias hubieran sido desastrosas”, agrega a Newsweek.

Por otra parte, la existencia de edificios enteros pero inclinados podría reflejar fallas del suelo chileno (cuyo comportamiento puede variar si hubo lluvias en días previos) más que deficiencias de diseño o construcción.  

La segunda razón es que, a diferencia de Haití, cuyo último sismo había sido 240 años atrás, Chile está acostumbrado a los terremotos y tiene lo que los expertos en preparación de desastres denominan “conciencia sísmica”. Chile es un “criadero de terremotos”, graficó la geofísica Ross Stein, del Centro Nacional de Información de Terremotos del Servicio Geológico de Estados Unidos.

El país se ubica en los bordes de dos placas tectónicas en fricción, la de Nazca y la Sudamericana. Atravesó 13 eventos de más de 7 grados en la escala de Richter en los últimos 30 años, tiene en promedio un sismo de más de 8 grados por década y también sufrió el terremoto más grande jamás registrado: uno de 9,5 grados, en Valdivia, en 1960. Esa catástrofe causó 1.655 muertos y originó un tsunami que mató a otros dos centenares de personas en Hawai, Japón y Filipinas, pero también sirvió para incentivar las previsiones antisísmicas y la industria misma de la construcción, que pasó de mover unos pocos puntos del PBI chileno en 1960 a un ocho por ciento en 1970.

En cuanto a las expectativas sobre el comportamiento de la economía luego del desastre, JP Morgan Chase & Co. Ha estimado que la economía de Chile puede expandirse más rápidamente de lo previsto con anterioridad y la inflación puede acelerarse según el país se recupere del quinto terremoto más grande en un siglo.

El Producto Interno Bruto puede subir 5,5 por ciento en 2010, más que el 5 por ciento pronosticado previamente, debido a las obras de reconstrucción tras el terremoto. JPMorgan también elevó su cálculo de inflación de fin de año a 4,5 por ciento, de 2,9 por ciento anteriormente.

Las expectativas económicas para Haití tras la reconstrucción no son tan ciertas. Si bien es cierto que hay la decisión de la comunidad internacional de dar ayuda financiera a Haití, el monto de los daños provocados por el terremoto requerirá una coordinación sin precedente entre los múltiples donantes bilaterales, multilaterales y privados que aportarán a la reconstrucción de Haití, dado la debilidad institucional del país caribeño.  Por ejemplo, para asegurar la eficiente utilización de miles de millones de dólares en fondos para la reconstrucción, donantes individuales quizás tengan que renunciar al tipo de control e imposición de condiciones que típicamente exigen en proyectos que apoyan. Esto a su vez requerirá mecanismos extraordinarios para asegurar la transparencia y la rendición de cuentas.

Además, hay quienes han planteado  que países como Haití afectados por desastres de esta escala sufren contracciones económicas que pueden prolongarse por décadas. En algunos de estos países, investigadores hallaron que a pesar de grandes flujos de ayuda del exterior, el PIB per cápita resultaba un 30 por ciento más bajo, 10 años después del desastre, de lo que hubiese sido de no haber sucedido el mismo.

Las claves

1.  Pérdidas de vidas

La diferencia en los resultados en términos de pérdidas de vidas humanas,  orientan sobre lo terrible que puede resultar un sismo en ciudades vulnerables y superpobladas.

2.  Daños materiales

Si bien es cierto que los daños materiales en Chile duplicaron los de Haití, esto se debió a que el terremoto que afectó a ese país tuvo una fuerza 800 veces mayor al que azotó a Haití.

3.  Expectativas

En Chile se espera una reactivación con la reconstrución, pero las expectativas económicas para Haití no son tan ciertas.

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