Hoy nos ocupan dos grandes momentos: La acción y la espera. Acción: en cuanto a cumplir con nuestro deber ciudadano de ir a las urnas y escoger con conciencia el candidato que reúna las mejores condiciones y aptitudes para tomar el timón de nuestra barca en medio de la tempestad que la agita.

Espera: momento más difícil pero no menos importante, ya que algunos insensatos tienden a provocar disturbios por cantar victoria antes de tiempo, lacerando los ánimos de sus adversarios políticos.

Por tanto, estamos llamados a ser modelos de paciencia y tolerancia tanto en la espera como en los resultados, respetando la voluntad de la mayoría, apropiándonos de la bella oración de San Francisco de Asís: “Hazme un instrumento de tu paz”.

El pueblo dominicano en general, está conformado por personas buenas, trabajadoras y pacíficas. Esperamos que no pierda tan excelsos valores y seamos portadores de paz y esperanza, aún en estos momentos cruciales, y pidamos con fe a nuestro Dios, con la intercesión de María de la Altagracia, Madre nuestra, que este proceso culmine satisfactoriamente y gane el mejor, contando con la colaboración de todos los dominicanos en esta nueva etapa que recién comenzará el próximo 16 de agosto.