Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; pero con los humildes está la sabiduría. Proverbios 11:2
A Jazhiel Morel Tejeda solo le bastó ir por dos vasos de café para caer en deshonra. Pero no crean ustedes que este hombre fue solo a comprar un simple café, no señores, alguien como él jamás compraría algo corriente, ¡eso nunca! Su grandeza, engreimiento, altivez y complejo de superioridad lo llevaron a comprar los dos vasos de café más caros de la tienda, digamos del país.
El café que yacía en sus vasos contaba con un ingrediente de alto costo, tan alto, que no a todos les gustaría saborear. El componente secreto de esta exclusiva combinación se trata, nada más y nada menos que de la soberbia. Esta llenó tanto sus vasos, así como su ego, que causó que lanzara de manera impetuosa todo el líquido caliente, quemando el rostro de Raisa Vásquez, empleada de una tienda de comida en una estación de combustible.
En lo adelante veremos qué pasará con este hombre que de forma abusiva y con odio visceral, agredió a aquella mujer que de lo único que es culpable, es de encontrarse en su lugar de trabajo buscando el sustento de ella y su familia. Mientras, solo quedan preguntas; ¿dónde está la humildad, aquella que nos hace aterrizar y entender que los demás, al igual que nosotros también tienen valor?, ¿a dónde se ha ido el amor al prójimo, ese amor solidario, capaz de darle la mano al necesitado sin importar si existen o no lazos sanguíneos?, ¿y la paciencia, esa actitud que nos permite soportar contratiempos y dificultades sin mostrar enfado de manera exagerada?
Díganme ustedes mis queridos lectores…
Porque la soberbia yo si sé dónde está. Se encuentra en la fiscalía esperando medida de coerción. También está en aquellos que se creen intocables, dueños del mundo, que todo lo merecen y que en base a lo que hacen o tienen, entienden que el respeto solo es de una vía que va en dirección a ellos.
Delante de la destrucción va el orgullo, y delante de la caída, la arrogancia de espíritu. Proverbios 16:18