Dos veranos muy parecidos: 2000 y 2004

Dos veranos muy parecidos: 2000 y 2004

En esencia, los principales temas en discusión en el presente momento del calendario político de nuestro país, son los mismos de hace exactamente cuatro años.

Es la expresión más clara de que este sistema político se mantiene encharcado en el mismo pantano, en el pantano de la inconsecuencia y corrupción de la mayoría de los componentes de nuestra clase política y del inexplicable, o inexplicado inmovilismo de esta sociedad que no logra producir una componente política capaz de superar este estado de cosas que ya dura bastante.

La quiebra del sistema energético, el estiramiento del manto de la impunidad para proteger a los depredadores del patrimonio público, los escándalos de la venta de lo que queda de ese mismo patrimonio, el otorgamiento de pensiones tan abusivas como ilegales a altos funcionarios, la irresponsabilidad de un gobierno que es saliente, pero que aún es legalmente el gobierno de la nación y debe tomar medidas contra un desmadre del cual es el responsable de turno y el sentimiento de quienes asumirán el timón del estado de que tienen ante sí un país al borde del colapso, en esencia, eran los temas de debate hace cuatro años.

La repetición de los aspectos básicos de esas circunstancias habla muy mal, tanto del partido y del equipo del gobierno entrante como del partido y del equipo del gobierno saliente. También de los sectores que no militamos en esas fuerzas políticas. Pero a pesar de la referida recurrencia, cambian algunas cosas que son importantes, por ejemplo, la presente crisis es mucho más profunda que hace cuatro años y vuelve al poder el mismo equipo de gobierno del 96-2000 (casi una copia fiel) y eso induce a pensar que no serán tan insensatos de repetir viejos errores.

No obstante, preocupa el hecho de que, no solamente no se perciben evidencias de que se enfrentarán los temas arriba enunciados, sino que hay algunos signos verdaderamente preocupantes. Es ostensible la nueva aparición en la vida pública de banqueros ligados a los escándalos de la quiebra, a todas luces dolosas, de tres bancos del país, los cuales no solamente elevan el tono de sus voces, sino que sus principales voceros y defensores, los abogados-políticos de un minúsculo partido aliado del equipo de gobierno entrante, lo hacen a su acostumbrada manera: ruidosa y sinuosa.

Con razón, podríamos albergar el temor de que se instrumentalice de manera oblicua el legítimo sentimiento de la población de que se castigue de manera ejemplar a los desfalcadores del erario público, poniendo en acción una justicia abierta y aviesamente despojada de su ceguera y se persiga a los desfalcadores de la presente administración, pero protegiendo con la impunidad a los de las pasadas administraciones. El rumor público señala a varios funcionarios de este gobierno como depredadores de los bienes del estado y todos deben responder a la justicia, igualmente a quienes del pasado gobierno, todavía tienen expedientes por la misma causa.

La pertinencia de salirle a paso a este eventual designio, radica en que varios sectores podrían estar interesados en esta suerte de circo con fines tanto pecuniarios como políticos. Por un lado, las personas vinculadas de una u otra manera con el tema de la quiebra financiera, los propios banqueros y los sectores de los medios de comunicación vinculados y/o beneficiarios de esos banqueros, por otro lado, la tentación de inhabilitar políticamente al Partido Revolucionario Dominicano, PRD, persiguiendo judicialmente a algunos de sus ex funcionarios.

Los gobiernos entrantes, en países de débil institucionalización, suelen enmarañarse en temas, que sin dejar de ser importantes, son secundarios ante otros de mayor calado, porque al enfrentar estos últimos, se ven obligados a enfrentar intereses de poderes fácticos y de sus clanes clientelares. El gran problema del gobierno entrante es cómo lograr un amplio consenso alrededor de una institucionalización de la práctica política y económica del país, sin la impunidad que proteja a los funcionarios ligados a la corrupción en esta y en pasadas administraciones.

Cómo fortalecer el estado, achicando el gobierno, suprimiendo instancias de este que se solapan en sus funciones y potencian el clientelismo: Pro Comunidad, ODC, Comisión Barrial, de la Juventud, y hacer de estas una sola que dirija las políticas sociales. Cómo fortalecer las secretarias e instituciones del estado que son debilitadas por la existencia de otras que hacen sus mismas funciones, como el caso de las oficinas de ingenieros y de supervisores de obras del estado, que se solapan con la secretaria de Obras Públicas, que además son fuentes de corrupción y abusos de poder del Ejecutivo, además del INVIVIENDA y SAVICA , que se solapan con el INVI.

La cuestión es, cómo suprimir estas dependencias infuncionales, independientemente de que muchas de ellas son apetecidas por algunos de los aliados políticos, tan voraces como huérfanos de ideas. Los problemas del gobierno entrante son variados y profundos todos, debe establecer prioridades para acometerlos, evitando la tentación del camino del divertimento de la politiquería circense, de la cual algunos de sus aliados son especialistas. Solamente enfrentanddo los problemas de fondo podremos evitar que en 2008, con más pobreza, estemos pasando la vergüenza de hoy, la misma de hace cuatro años.

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