Dos visiones, dos intenciones

Dos visiones, dos intenciones

Bonaparte Gautreaux Piñeyro

Aunque no se trate de o to toro o to vaca, lo parece. Se demuestra. Se les ve en el blanco del ojo la intención de manipular, tergiversar, maniobrar, imponer criterios y crear situaciones por encima de la cabeza de quien sea, aunque le pese al demonio y a toda su compañía, decía mi madre.
Es el ejercicio del desaparecido arte de sobar con ajo el hilo de la chichigua, para que se fuera en banda y poder gritar: ¡victoria!, porque la desvergüenza lo permite.
Es decir, no importa quien caiga, no importa si se rompen todos los esquemas del juego limpio, las reglas de oro de la buena conducta, del respeto a los demás, de las consideraciones que merecemos todos, si se puede obtener ganancia de causa, aunque sea colocando una droga que, de solo tocar la mano de uno u otro candidato, lo envíe, aunque momentáneamente, al limbo.
Cierto, el demonio anda cerca, está solapado en la argumentación de quienes abogan por primarias electorales cerradas, para continuar realizando toda suerte de diabluras, seguir en su juego desvergonzado de tirar la piedra y esconder la mano.
En su práctica malsana de trastocar listas de votantes, eliminar electores que se inscriben y cuyos nombres no aparecen en el padrón a la hora de votar, vaciar nombres de sus parciales, quienes ni siquiera acuden a las urnas porque saben que ya sufragaron cubiertos por el lodo de la corrupción. Eso es parte de lo que persiguen, actuar a la sombra. No conciben el juego limpio de actuar de cara al sol, como decía el inmenso José Martí.
De manera asquerosa se aprovechan de la miseria humana para comprar la voluntad de infelices para quienes dos pesos, sus corruptores entienden, que valen más que su derecho a elegir.
Por supuesto, las palabras melifluas, almibaradas no reflejan eso, son artistas que ejercen la mentira vestida de frac, esmoquin, levita, con el ánimo de engañar, y lo hacen de tal modo que llegan a creer sus fabulaciones y discuten y dicen y replican con tal fuerza de cara, que a cualquiera confunden, a cualquiera engañan.
Eso es parte de lo que se esconde tras las posiciones que intentan avasallar con una formidable campaña mediática que defienden no solo las bocinas, sino hasta algunos medios y “opinólogos” quienes, como dijo en su momento Joaquín Balaguer, no son más que demagogos con caras de redentores.
Detrás de las posiciones que sostienen la primaria cerrada en partidos cuyos padrones no existen, por falta de organización, maldad y por intenciones ocultadas, está la mano siniestra de la corrupción ¡Ah! a quien le sirva el flux que se lo ponga. Averigüe bien.

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