ADOLFO MORETA FÉLIZ
Con la Iniciativa para la Cuenca del Caribe (ICC), se crearon las condiciones factibles para las corporaciones estadounidenses realizar significativas inversiones en forma gradual, acompañado de adecuados mecanismos para repatriar casi la totalidad de sus utilidades. Ahora el DR CAFTA, le cambiará la fisonomía a la República Dominicana para las inversiones a gran escala. ¿Mejorarán las condiciones de vida y la autoestima de los dominicanos con el nuevo reordenamiento estructural y hasta espiritual que el DR-CAFTA le impregnará al país?
Muchos sectores han sugerido que previo a la aprobación del Tratado de Libre Comercio de la República Dominicana con los Estados Unidos y Centroamérica (DR-CAFTA), se discuta el impacto que tendría en el país. Las interrogantes que surgen son: ¿En caso que se determine que será negativo no se aprobaría? ¿O se replantearían los aspectos onerosos negociando de nuevo en un marco de respeto y equidad? Se sabe que no. Aunque los TLC se firman bajo el régimen de la «democracia de consenso», no dejan de ser concertaciones draconianas donde una sola nación es libre para decidir por «consenso» de todas. Y ya todo está consensuado.
La mayoría de los legisladores, comunicadores sociales y empresarios desconocen el texto del TLC rubricado. Imagínese a los medianos y pequeños productores, al ciudadano de a pie y al mal monta»o. ¿Qué pueden opinar? ¿Entre quienes será el debate? Dadas esas limitantes, es necesario visualizar sin maquillaje que son los TLC. La coyuntura de su escenario. Y de manera particular las de República Dominicana y Haití. ¿Qué tiene que ver Haití con el DR-CAFTA? Veamos qué son los TLC.
Los TLC son formalismos protocolares de tutelaje comercial que tienen que suscribir todas las naciones o bloques de países con los Estados Unidos, para establecer el libre comercio entre las industrias de capital anglo-americanas ubicadas en los diferentes países. Los TLC se han constituido en el principal engranaje de la política exterior norteamericana para expandir sus capitales, y mediante la «competitividad» lograr la posesión de activos y territorios. La cobertura del escenario es solo uno: la tierra.
El planeta tierra -más que «una aldea»- es una especie de tienda de juguetes donde el dueño impone las normas de comprar, acciona la mecánica de las artesanías de punta y las de cola. Crea las reglas de todos los juegos. Tiene a su disposición los más hábiles artesanos y tenderos. Además, hombres y países son juguetes empacados en cajas rotuladas con nombres tan sugestivos como NAFTA, CAFTA, ALCA, etc. En una de esas cajas, está el DR CAFTA con su instrumental quirúrgico completo. Y uno de los países abajo de su bisturí, es la República Dominicana para ser reestructurada mediante una reingeniería integrar o «cirugía de consenso», la que provocará impactos diferentes a corto, mediano y largo plazo.
Está consensuado que la pobreza y el escaso desarrollo del país y otros del sub-continente, «se debe a que fueron colonizados por españoles, franceses, portugueses…. y no por los ingleses». Gran Bretaña, Estados Unidos y Canadá son tronco, ramas, hojas y frutos de un mismo árbol que van extendiendo su fronda en el proyecto de expansión más ambicioso que se haya concedido en la historia de la humanidad: la globalización.
La modalidad que se lleva a cabo en la región y a escala planetaria, se puede apreciar fácilmente en la Hispaniola. En el Oeste, los juguetes bélicos de cañoneras para instaurar la democracia y erradicar la pobreza secular. En el Este, los juegos de monopolios con su «redentora» diplomacia del dólar. Y en todos los puntos cardinales, los buques vanguardias de la flota llevan en ambos lados de sus proas las insignias: TEAM MISION-NEG /SC-FMI.
¿Los TLC que traen los buques a Dominicana son buenos o malos? Como en todos los proyectos creados por el hombre, vienen cosas convenientes y no convenientes. Que el DR-CAFTA y el ALCA resulten favorables o desfavorables, dependerá de los Team Mission y la orientación del rumbo que le fijen en la base de la flota. Por lo pronto, será muy sensible el componente Deuda con Activos de ejecución inevitable. También lo será, el mercado internacional y concesionario de la tierra junto a las migraciones dirigidas. Y la escasa participación que tendrá la mano de obra criolla -los desplazados- en la construcción del desarrollo.
Juntando todas las perspectivas del DR CAFTA y el ALCA, la Hispaniola podría convertirse en un territorio de servicios de mano de obra barata manufacturera; en un territorio estratégico de políticas comerciales transregionales sin fronteras, receptora de un intenso flujo migratorio proveniente desde todas las latitudes. ¿Haití será definitivamente objeto de un fideicomiso? ¿Será redistribuida la mayoría de su población en la aún República Dominicana? Como dice Danny Rivera cuando le canta a la patria, «observa, entérate lo que está pasando, para que lo que está pasando no pase por tu lado sin reconocerlo».
«Habrá una transformación que modificará el sentido de la política y la economía. No existirán productos ni tecnologías nacionales… Lo único que persistirá dentro de las fronteras, será la población que compone el país… la capacidad y destreza de sus ciudadanos», tal como lo expresé en el artículo del lunes 10 del presente mes citando a Robert B. Reich, ex-secretario del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos.
Lo neurálgico en el esquema, es que el narcotráfico y los todavía pequeños conflictos intrafronterizos, se han convertidos en los más efectivos productos «joint venture» de integración. Y lo halagüeño, la esperanzadora expectativa de los más optimistas integradores de que no obstante los difíciles períodos que tendremos que sortear, la isla será un faro de felicidad con resplandecientes luces multicolores sin fronteras.
Con los auspicios de la economía anglo-americana se desarrollan en la frontera proyectos binacionales comunes. Aún faltando varios lustros para que estén dadas las condiciones adecuadas de integración, por un lado el primer ministro haitiano Gérard Latortue propone desde ya un libre tránsito entre República Dominicana y Haití. Y el economista Guy Lamothe, sugiere que los productos para exportación sean considerados simplemente de la isla. Automáticamente, Haití quedará dentro del DR-CAFTA por adhesión, ya que los capitales que moverán la economía no serán ni haitiano ni dominicano. ¡Viva…?
¿Bajo la soberanía de cuál país estará la isla en el año 2025? Mientras llega ese año, saquémosle el mejor provecho a lo bueno y sano que traen los barcos, para poder ver cuando se cumpla el primer curto de siglo, como será la convivencia de la Hispaniola sin fronteras.