Las expectativas que se crearon en el país a través de charlas y otros mecanismos de que el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta) beneficiaría sustancialmente a los consumidores locales se han caído, en opinión del economista Henry Hebrard.
Yo no siento que el consumidor, en lo inmediato, se haya beneficiado mucho del DR-Cafta a nivel de precio, aunque sí en lo relativo a la variedad de productos. El consumidor tiene más variedad y opciones de productos. Pero se bajaron aranceles y se eliminó la comisión cambiaria, y realmente los precios de los productos no han bajado, añadió Hebrard.
El economista lo atribuye a la estructura de distribución y de comercio del país, que no permite que el desmonte arancelario se refleje en los precios.
Empleos e industrias. En cuanto a las industrias y a los trabajadores, Hebrard dijo que hay gente que perdió su empleo por culpa del DR-Cafta y hay empresas que no han podido competir con los productos que vienen del exterior.
Expresó que tratado ha traído cosas que son buenas como la inversión, aspectos institucionales y una mayor transparencia.
Hebrard señala que el tratado ha motivado la inversión en el país, y que hay mayor transparencia en las operaciones de las aduanas y del fisco en general.
Citó como ejemplo el establecimiento de comprobantes fiscales, instituidos por la Dirección General de Impuestos Internos, que son consecuencia indirecta del tratado.
Los comprobantes fiscales han sido un avance en la administración pública.
En su opinión ha mejorado la institucionalidad del país en muchos aspectos, lo que ha favorecido el clima de inversión e incidido en un crecimiento de la inversión extranjera.
Indicó que otro aspecto beneficioso es que tras la reforma impositiva para el tratado, ya el país no depende tanto como en el pasado de los ingresos de las aduanas.
El economista declaró que las exportaciones del país a Estados Unidos han bajado por otras razones ajenas al Tratado como el cierre de las operaciones de la Falconbridge y el impacto de la crisis económica mundial.
Poco se pudo negociar en 1996-2000
Para Henry Hebrard, en el período 1996-2000, cuando se discutió el DR-Cafta en el país, fue muy poco lo que República Dominicana pudo negociar, porque se trató de un acuerdo cuyo proceso de negociación estaba entonces bastante avanzado desde antes, en Centroamérica.
Había muy poco que se podía negociar, pues nos insertamos en un proceso que ya llevaba un tiempo, sostuvo.
Recientemente, Sonia Guzmán, ex secretaria de Industria y Comercio y negociadora del DR-Cafta, dijo que los mayores problemas que ha afrontado el país en el aprovechamiento del acuerdo están en la negociación que se realizó en el período 1996-2000.
El economista manifestó que es importante destacar que en el DR-Cafta el mayor beneficio para el país no sería tanto ganar, sino tratar de no perder las preferencias comerciales con Estados Unidos en materia de acceso al mercado norteamericano.
Indicó que esas preferencias ya existían antes del acuerdo como las exportaciones dominicanas a Estados Unidos libres de aranceles y que la nación norteamericana solo ofreció beneficios unilaterales.
Resalto que si el país se excluía del tratado corría el riesgo de perder esas condiciones preferenciales.