Drogas, persecución y educación

Drogas, persecución y educación

Hemos visto con asombro y horror que dicen las autoridades que un padre utilizaba sus hijos de 7 y 12 años de edad en la venta de drogas; es por eso que tenemos que insistir en que la persecución por si misma no es suficiente para enfrentar un mal que todos entendemos que hay que combatir hasta reducirlo a su más mínima expresión. La persecución del narcotráfico tiene necesariamente que estar acompañada de bien concebidas y aplicadas jornadas de educación y orientación para prevenir el acceso de potenciales consumidores, que son regularmente aquellos situados en la juventud.

La preocupación nuestra es que Estados Unidos y República Dominicana concentran más energías y recursos en la persecución contra el narcotráfico que en la prevención, a través de programas educativos y de orientación puestos en ejecución a través de las escuelas, iglesias, clubes culturales y recreativos; centros como Hogares Crea y Casa Abierta, estos últimos especializados en la noble tarea de rehabilitar drogadictos.

Es mucha la sangre que se ha derramado, millonarias las multas que se han impuesto, incontables los años de prisión y el problema en lugar de disminuir no ha hecho más que aumentar. Entonces, es obvio que se impone revisar o reconsiderar el método que se ha usado para combatir un mal que, insisto, tiene que atacarse con todas las fuerzas y recursos, pero con uno solo.

Cuando los consumidores comprendan el daño a que se exponen, que la droga no es ningún estimulante, entonces de seguro que el cuadro va a comenzar a modificarse.

Pero esa modificación se logra mediante la orientación y educación, como parte de una amplia jornada preventiva.

Hay que reconocer que en estos últimos tiempos en el país se han dado pasos importantes en la lucha contra las drogas, pero esos esfuerzos tienen que estar acompañados de otras acciones que involucren a toda la población, porque se trata de un problema que de ninguna manera compete única y exclusivamente a las autoridades, a los gobiernos, sino a todos los sectores sensatos sobre los cuales penden los tentáculos de ese demonio.

Al mismo tiempo que se persigue el narcotráfico con los métodos que la civilización pone al alcance de los pueblos, también hay que desarrollar jornadas preventivas fomentando entidades de rehabilitación al estilo Hogares Crea y Casa Abierta.

Para nadie es un secreto que esas organizaciones, mucho antes de asomar los nuevos adalides contra el narcotráfico, jugaban un papel importante en la regeneración de personas que por la causa que fuere, habían caído en las garras de las drogas.

Pero lamentablemente el gran problema de Hogares Crea y los Centros que orientan contra la drogadicción es la falta de recursos, al extremo de que algunas están casi al punto de suspender sus encomiables operaciones.

Hay que apoyar los esfuerzos sanos en la lucha contra el narcotráfico, pero insisto en que no es una tarea de un solo hombre, sino de toda la sociedad, que sigue a expensas de los tentáculos de un mal que es hoy una de las grandes epidemias de este siglo. Exhortamos a las autoridades del Gobierno dominicano a incrementar la prevención y educación en la lucha contra el flagelo de las drogas, a la sociedad civil y a todo el pueblo dominicano.

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