Drogas y sida
Su impacto en deportados
latinos desde EUA

<STRONG>Drogas y sida<BR></STRONG>Su impacto en deportados<BR>latinos desde EUA

Tijuana,  México.  El mundo de la adicción y las drogas los convierte en una especie de parias, a los que todos rechazan, pues además, la mayoría de los hombres que viven en el canal por el que hace tiempo no corre agua, o debajo de los puentes cerca de esta frontera méxico-estadounidense, tienen sida y han sido deportados desde California, en Estados Unidos.

Cada hombre desaliñado, mal oliente y sin una sola vena palpable  en la que se puedan inyectar, picar o drogar con heroína, tiene una historia y una familia. Cada uno de ellos tiene un sueño: -cuando me limpie regresaré a casa.

Lejanos de la comodidad de un hogar, pasan sus noches y parte del día apiñados debajo de las alcantarillas. Allí, unos a otros han creado un sub-mundo de cierta solidaridad, la cual  les permite ayudarse a buscar en sus pieles, cuando tienen la necesidad de inyectar sus maltratados cuerpos. Deambulan de un lado para otro, arrancan carteras, roban, limpian vidrios y hacen cualquier cosa para obtener dinero que les permita comprar  la droga para mantenerse en  pie.

Llegan a Tijuana deportados tras haber estado en  diferentes cárceles de Estados Unidos. Esta práctica gana espacio, sobre todo ahora con la decisión tomada por el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, de “limpiar” las cárceles estatales.

-Aquí llegan hombres desorientados, limpios y hasta con camisas de lino. Casi siempre dicen que esperaran un dinero que sus familias les enviarán, pero esas familias nunca llegan y mucho menos el dinero, y aquí se quedan-, dijo a esta periodista un adicto, quien luego de inyectarse, recuperó fuerzas y pudo hablar.

La realidad fue palpada por 20 periodistas latinoamericanos que participaron en el seminario “La Migración del Sida”, organizado por el Instituto de Las Américas, una institución que trabaja en la promoción del diálogo y la cooperación en el hemisferio occidental.

Un mundo de miedo.  Todo el submundo que genera la adicción está impregnado de miedo al robo, a la agresión, a la contaminación, al hambre, al frío, a la discriminación y a las autoridades.

Para conocer esta realidad fue preciso que los periodistas participantes se organizaran en equipos de dos y tres. Estaba presente el miedo a que una jeringuilla contaminada traspasara el zapato de alguno.

¡Qué ironía, hombres con miedo a otros hombres! comentaron algunos periodistas participantes en el seminario.

La migración.  Todos estos hombres, y también mujeres, tienen en común el haber pasado por un proceso migratorio. Todos quisieron ser beneficiados con el sueño americano, pero de igual manera casi todos han sufrido en carne propia algún tipo de abuso de autoridad.

Cuadro de salud.  Hambre, frío, soledad y depresión son solo algunos de los problemas que acompañan al mundo del usuario o adicto a la heroína. Muchos tienen un alto nivel cultural y tienen como denominador común que hablan el idioma inglés, dicen las autoridades mexicanas.

Intervenciones.  Lejos de los cánones morales o religiosos, la secretaría de Salud del Estado de Tijuana, en la persona de la doctora Remedios Lozada, desarrolla una labor sanitaria que consiste en cambiar jeringuillas limpias a cambio de que los adictos o usuarios de drogas, como prefieren llamarlos algunas instituciones, entreguen las viejas y eso disminuye la capacidad de distribuir enfermedades en esa población.

“Nadie busca soluciones que allí aparentan como utópicas; el problema está ahí, en un área que tiene que ver con la salud y por eso lo enfrentamos”, dijo el secretario de Salud de Tijuana, doctor José Bustamante Moreno. Por una u otra razón, es su decisión, explica y “estamos para evitar que se infecten los nuevos y los viejos. Ellos ya han asimilado que se les cambian las jeringuillas por su bien y colaboran. Tienen líderes que ayudan con la distribución de   condones”.

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