III
Con el propósito de adquirir una embarcación que los llevara a él y a otros patriotas, desde Venezuela a las costas dominicanas, Juan Pablo Duarte viajó a Curazao el 16 de febrero (1864). El 23 de ese mes alquiló por 500 pesos sencillos la goleta holandesa Gold Munster, y ya el 2 de marzo él y cuatro anti-anexionistas más ( su hermano Vicente Celestino, su tío Mariano Diez, el poeta Manuel Rodríguez Objío y el venezolano Candelario Oquendo zarpaban desde el puerto de La Guaira hacia el destino final: Santiago de los Caballeros, sede del Gobierno Provisorio y epicentro de la Revolución restauradora.
Además de los mencionados patriotas y el capitán de la goleta, José S. Faneyte, que navegaban en dirección a las Islas Turcas, viajaba el coronel Oquendo, como ya se dijo, quien era, según Manuel Rodríguez Objío, “Extranjero generoso, imbuido en los principios de Bolívar, el genio de su Patria, que había abandonado su hogar para lanzarse en brazos de la fortuna dominicana”. Rodríguez Ojío había llegado en octubre a Caracas, y ese mismo mes Duarte, en su condición de “Fundador y General en Jefe de los ejércitos de la República Dominicana”, en poco tiempo le hizo varios ascensos, desde Teniente, pasando por los rangos correspondientes, hasta Coronel. Así funcionó como su jefe de Estado Mayor y asistente particular.
El coronel Mariano Diez, con 70 años de edad, había regresado a Caracas a finales de 1863, procedente de Santo Domingo, con noticias frescas sobre el movimiento restaurador. Era portador de una carta para Duarte de su amigo y compañero Juan Isidro Pérez. Diez había ocupado el puesto de Comandante de Artillería del Ejército venezolano, del cual fue licenciado luego de sufrir heridas en combate. Pedro Alejandrino Pina no pudo acompañar a Duarte en el viaje al escenario de la revolución, pues al encontrarse en Coro, costera ciudad venezolana, no pudo coincidir con la inmediatez de la salida.
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En carta al patricio, daba detalles sobre los trascendentales sucesos de la patria, y le enviaba un ejemplar del folleto “Llamamiento de los dominicanos a sus hermanos de Suramérica”, firmado por “Mil dominicanos” en La Vega, el 1 de diciembre de 1863. Pina había probado su entrega a la causa nacional en los tiempos de la lucha por la independencia y en otros momentos heroicos, como fue su participación en la expedición que, encabezada por Francisco del Rosario Sánchez, entró por Haití, en junio de 1861, en contra de la anexión española.
Antes de salir de Caracas, Duarte había “recibido carta del Coronel Francisco Saviñón (desde Curazao) informándole que muchos dominicanos están dispuestos a integrarse a la revolución y que solo esperan recursos para hacer realidad ese propósito. Llegan de Curazao varios dominicanos a ponerse bajo las órdenes de Duarte”, cuenta su hermana Rosa en su diario Archivo y versos de Juan Pablo Duarte.
Siendo las 9 de la noche del 2 de marzo (1864), como se dijo antes, salía la goleta Gold Munster del puerto de La Guaira. Enterado el Cónsul español por su servicio de inteligencia de que Duarte y los demás expedicionarios de la soberanía se habían embarcado para Santo Domingo, ordenó al vapor África, anclado en ese puerto, que los siguiera, y le dio caza hasta que llegaron a aguas inglesas y desembarcaron en las Islas Turcas, el 11 de marzo, para luego seguir, el día 18, la ruta hacia Cabo Haitiano.