Duarte en la Restauración

Duarte en la Restauración

Diomedes Núñez Polanco

-VI-
La reunión de Juan Pablo Duarte y su comitiva con los representantes del Gobierno Provisorio de la Restauración, el 5 de abril (1864), al día siguiente de su llegada a la ciudad de Santiago de los Caballeros, el Padre de la Patria les reiteró lo expresado en su carta del 28 de marzo, enviada desde Guayubín: estaba “dispuesto a correr con vosotros del modo que lo tengáis a bien, todos los azares y vicisitudes que Dios tanga aun reservados a la grande obra de la Restauración Dominicana que con tanto denuedo como honra y gloria habéis emprendido. (…)”.

Además, les informó a Ulises Francisco Espaillat, vicepresidente interino, y demás funcionarios sobre las diligencias realizadas ante el Gobierno de Venezuela, cuyos resultados hasta ese momento eran “promesas de ayuda”. Apenas había aportado 1000 pesos, y se habían obtenido otras contribuciones particulares. Duarte sintió el deber de rendir cuentas del manejo que dio a esos fondos. (Se recuerda la primera rendición de cuentas del Padre de la Patria al Tesorero de la República, Miguel Lavastida, el 12 de abril de 1844, luego de su presencia militar en Sabana Buey, Baní, como superior adjunto al general Pedro Santana para cooperar en “la defensa de la Patria en la agresión que nos han hecho los haitianos”. De los 1000 pesos fuertes recibidos, devolvió 827).

En ese encuentro se decidió nombrar a un Agente Plenipotenciario ante el Gobierno de Venezuela: “por nuestra indicación, señala Manuel Rodríguez Objío, recayó este cargo en el señor Melitón Valverde, que se hallaba en Saint Thomas”. Era hijo de Manuel María Valverde, médico dominicano que le había dado clase a Duarte en su juventud.

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Dos días después de esa reunión el Gobierno entregaba al recién llegado 500 pesos fuertes “para que los use cuando a bien lo tenga”.

Cuenta Orlando Inoa que “La salud de Duarte no había mejorado mucho, por lo que, contra su deseo, permaneció una semana postrado en cama”. Fue el 14 de abril (1864), cuando el Gobierno Provisorio le informó su designación como diplomático en Venezuela, aunque había regresado al país para luchar por la soberanía nacional en el propio territorio. La carta la firma Alfredo Deetjen, ministro de Hacienda y encargado de las Relaciones Exteriores, en la que expresa:

“Habiendo aceptado mi Gobierno los servicios que de una manera tan espontánea se ha servido usted ofrecer, ha resuelto utilizarlos encomendándole a la República de Venezuela una misión de cuyo objeto se le informará oportunamente.

En esta virtud mi Gobierno espera que usted se servirá alistarse para emprender viaje, mientras tanto se preparan las credenciales y pliegos de instrucciones del caso”.

El rechazo de Duarte no se hizo esperar; contestó el día 15 de abril al Gobierno, el día siguiente de recibir la información. Declara al Gobierno Provisorio:

“…el mal estado en que se encuentra mi salud no me permite aceptar por ahora el alto honor que se pretende hacerme, pues a más de exponerme a gastar en medicinas y facultativos los fondos que a mi disposición se pusiesen para el viático, no podría desempeñar el encargo con aquella regularidad, acierto y presteza que requieren las circunstancias, la dignidad del Gobierno y mi propio honor”.

Luego, Juan Pablo Duarte cambió su decisión, por la interferencia ponzoñosa del periódico de La Habana Diario de la Marina, sobre su presencia en el escenario de la revolución restauradora.

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