Duarte múltiple

Duarte múltiple

-III-
Juan Pablo Duarte se convirtió en el líder del movimiento que dirigió la lucha para lograr la independencia dominicana frente a Haití: además de ser el fundador de La Trinitaria, el instrumento político que encabezó ese proceso, adquirió la formación necesaria y desarrolló el liderazgo imprescindible para organizar y conducir la lucha. Esto último quedó muy claro desde el momento del juramento trinitario:
«¡En nombre de la Santísima y Augustísima e indivisible Trinidad de Dios Omnipotente, juro y prometo por mi honor y mi conciencia, en manos de nuestro presidente Juan Pablo Duarte…!». Liderazgo que, independientemente de la presencia o no en territorio nacional, habría de crecer con los años.
En cuanto a su formación, ya «a los seis años sabía leer y recitaba todo el catecismo.»(Inoa, 2008:13). Luego recibiría clases particulares en diversos momentos, de parte de Manuel Aybar y en la propia casa de Manuel María Valverde. Muy joven, viajó a Barcelona, España, donde se colmó de información, conocimientos y vivencias, en aquella Europa en la que todavía se olía la pólvora de la Gran Revolución Francesa, y había otra explosión social y política en marcha: la Revolución de Julio de 1830.
Antes de arribar a la península ibérica, el periplo incluyó Estados Unidos, Inglaterra y Francia. Debió constituirse en una inestimable escuela. El pensamiento liberal y emancipador era el norte de la época. Esa misma Revolución de Julio, de corte popular y protagonizada por las clases medias contra el autoritarismo y el proceso de involución revolucionario del rey Carlos X, desembocó en el reinado de Luis Felipe de Orleans. Las luchas en las calles de París fueron caracterizadas por las barricadas, que eEugenio Delacroix. Una revolución que impactó casi en todo Europa.
Ese fue el escenario de Duarte. Y más concretamente, la revolución española de 1820, influida por los aires liberales de la Constitución de Cádiz de 1812.
Al referirse al Duarte que regresó del importante viaje a Europa, el trinitario y su amigo de infancia Félix María Ruiz, en carta al historiador José Gabriel García, en 1889, advertía que » a su regreso de Europa, (Juan Pablo) ya traía en mente el gran pensamiento de libertar a su Patria de la dominación haitiana…me comunicó su pensamiento, que me pareció de todo irrealizable, por no contar con ningún apoyo, y, sobre todo, por la desconfianza que me inspiraban el indiferentismo, la apatía y el egoísmo de muchos dominicanos ya habituados a soportar un yugo de tantos años». Inoa, 2008: 17-18).
En efecto, ya en suelo quisqueyano dedicó la mayor parte de su tiempo al estudio, y se afirma que tomó clases particulares con Juan Vicente Moscoso, para entonces figura fundamental de la educación. Al habrar sobre el recién llegado, Roberto Cassá explica que «su capacidad se vio colocada por encima del medio, lo que le permitió iniciar una labor educativa entre algunos amigos, casi todos del mismo círculo social de familias de raigambre urbana, ascendencia colonial y española, en las cuales bullía un espíritu de inconformidad con el dominio haitiano».
Otro personaje destacado entre los maestros que contribuyeron a forjar intelectualmente a quien sería el Padre de la Patria fue el cura peruano Gaspar Hernández. Había llegado desde Puerto Rico, en 1839. Orlando Inoa afirma que «su presencia en esta ciudad fue una luz en las tinieblas en que se encontraba la educación en esa época y de la cual se aprovechó Juan Pablo Duarte. Desde el 1840, Duarte y sus compañeros trinitarios empezaron a recibir clases con el cura peruano, pues al decir de Serra (Apuntes) «si todos los estudiantes del padre Gaspar no eran trinitarios, en cambio todos los trinitarios éramos estudiantes».
Ese Duarte y esos otros trinitarios que se formaban intelectualmente, también se educaron en tareas prácticas, como las militares. El almacén de su padre, en calle La Atarazana, en la Ciudad Colonial, se convirtió en una escuela permanente para la juventud de la época. «Aquí -dice una tarja colocada en local- Juan Pablo Duarte predicó cátedras de patriotismo».
Gracias a esa formación, aparte de rol de las coyunturas, pudieron ser tan exitosos en el logro de la proclamación de la Independencia y la fundación de la República Dominicana. Solo en seis años de acción sostenida -1838 a 1844- se liberó a la patria de la dominación extranjera.

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