Duarte múltiple

Duarte múltiple

-IV-
Juan Pablo Duarte figura como padre del constitucionalismo dominicano. A él le correspondió elaborar un proyecto de Constitución que, todavía hoy, sigue teniendo vigencia, en razón de la modernidad de sus postulados.
Los procesos históricos independentistas y revolucionarios que más influyeron en las luchas latinoamericanas contra las metrópolis colonialistas, fueron las de los Estados Unidos y Francia. En plena etapa emancipadora estos países elaboraron sus Constituciones: la estadounidense en 1787, la primera escrita en la historia, del 17 de septiembre, fruto de la Convención Constitucional de Filadelfia; sería ratificada por nueve estados el 21 de junio de 1788; y la francesa en 1791, también la primera de su país. Esta fue promulgada por la Asamblea Nacional Constituyente el 3 de septiembre de ese año, la que configuró a Francia como monarquía constitucional.
Pero el proceso francés fue muy turbulento y se tiñó con la sangre de varios de sus protagonistas y contradictores. Comenzó con el rey Luis XVI y su esposa María Antonieta, que fueron guillotinados; luego con Dantón y Robespierre. La primera República Francesa fue proclamada el 22 de septiembre de 1792; apenas duró 12 años: la aniquiló Napoleón Bonaparte al proclamarse en emperador en 1804.
Esas Constituciones, más las de Cádiz de 1812 y la haitiana de 1843, conformaron en Duarte una visión constitucional moderna. A ello sumó sus propias reflexiones, para producir su Proyecto de Constitución, en 1844, se estima que escrito entre marzo y junio de ese año. Se destacan aspectos novedosos, especialmente en lo relativo al rol del municipio en la organización del Estado, su apreciación de la justicia y sobre la aristocracia. Para él, la única aristocracia permitida debía ser la del talento.
Veamos lo referido al municipio, en el título “Del Gobierno”:
“Art. (sic). Para la mejor y la más pronta expedición de los negocios públicos se distribuye en Poder Municipal, Poder Legislativo, Poder Judicial y Poder Ejecutivo.
Art. 2do. (sic). Estos poderes llámanse constitucionales porque son y habrán siempre de ser constituidos, so pena de ilegitimidad, con arreglo a la constitución y no de otra manera.”
Y amplía los otros roles de la municipalidad:
“Art. 40.- Las ordenanzas municipales, para que tengan fuerza de ley en sus respectivos grandes municipios, deben ser aprobadas por el Congreso Nacional, como se dirá en la 2da. parte de esta Constitución, cuando se trate de Fuero Municipal”.
Duarte entiende la justicia por encima de la ley:
«Art. 13ro. bis.
2do. Todo poder dominicano está y deberá estar siempre limitado por la ley y ésta por la justicia, la cual consiste en dar a cada uno lo que en derecho le pertenezca.”
Un aspecto a destacar es el rol de la masonería en las independencias de los Estados Unidos y de los países de latinoamericanos. El historiador Roberto Cassá se refiere al caso dominicano:
“…Duarte dotó a La Trinitaria de los recursos prácticos y organizativos necesarios para alcanzar sus objetivos. Puede asociar a La Trinitaria con la tradición masónica y las organizaciones libertarias de los países que propugnaban por implantar regímenes liberales, como los carbonarios de Italia. Su principal rasgo distintivo fue el secreto que debía guiar las actividades. Se dotó de una organización celular, de acuerdo con la cual cada núcleo de conspiradores debía existir como un cuerpo independiente del resto. Se concibió, por tanto, como una cadena de conspiradores que confluían en los primeros iniciados: cada uno de ellos debía crear una célula con dos integrantes más y, a su vez, cada uno de éstos crear otras células con la incorporación de dos nuevos adeptos. Pero cada miembro únicamente debía conocer a los integrantes de las células a las que pertenecía.”
Efectivamente, Duarte fue masón, al igual que otros tres de los fundadores de La Trinitaria: Félix María Ruiz, Felipe Alfau y Juan Nepomuceno Ravelo.
Todos tenían la responsabilidad de buscar adectos, incluyendo el propio Duarte. Una de sus conquistas fue Félix María Del Monte. Así le explicó la naturaleza y dimensión de la organización:
“Mira, hijo, en este círculo (dibujándolo), éste es el centro y estos los radios. Cada extremo de un radio representa un miembro de la Asociación que debe iniciar dos, sin que sepan del centro ni de los demás grupos o radios. Si hay traición, perece uno, pero la Asociación sigue incólume».
En ese contexto, a cada trinitario le correspondió un seudónimo y una divisa; a Duarte le tocó como seudónimo el nombre de Arístides y el azul como divisa.

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