-XIII-
La misión diplomática encomendada a Juan Pablo Duarte y a Melitón Valverde en Venezuela, Nueva Granada y Perú, por el Gobierno Provisorio de la Restauración, en la segunda mitad del año 1864 e inicios de 1865, estuvo llena de dificultades.
Se destacan las siguientes: no fue posible enviar a la revolución las armas y demás pertrechos solicitados, su ausencia en un Congreso internacional que se celebraría en Lima, Perú, participación que pudo ser muy importante para denunciar la anexión a España y recabar solidaridad, las dificultades económicas en que se encontraba Venezuela luego de la guerra federalista, y un hecho escandaloso: la citación al Padre de la Patria para que compareciera ante un juez de un tribunal de primera instancia por su relación con el señor Amable Damirón, cuñado de Manuel Rodríguez Objío y acusado de realizar en Caracas actividades subversivas en perjuicio de la autoridad española en Santo Domingo.
Aunque ese interrogatorio había sido denegado por el Gobierno de Venezuela, con el argumento de que “siendo la República Dominicana una nacionalidad reconocida por Venezuela la circunstancia de hallarse en guerra con la España no la estima este Gobierno suficiente para admitir ante los tribunales del país actos que implican jurisdicción extraña al soberano de aquel territorio”.
Sin embargo, esa decisión fue revertida el 12 de noviembre (1864), por el general Antonio Guzmán Blanco, entonces representante del Ejecutivo, a causa de la presión de la Legación española en Venezuela; lo que obligó a Duarte tener que responder a la citación, sin mayores consecuencias de tener que presentarse.
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Este episodio demuestra el seguimiento que los servicios de espionaje españoles daban a los procesos que involucraban a su país y sus posesiones en ultramar. Sobre ese suceso, el historiador Amadeo Julián explica que “El encargado de negocios de España en Venezuela hizo saber al capitán general español de Santo Domingo las informaciones pertinentes a la presencia de Damirón en Venezuela y de sus relaciones con Duarte y Rodríguez Obío, y del viaje de éstos últimos y las sospechas de sus actividades revolucionarias.”
Y cita la comunicación del Encargado de Negocios al capitán general de Santo Domingo:
“Tengo motivo para creer que un joven llamado (Amable) Damirón vino a esta capital por algún encargo de los jefes de esa insurrección. Se ha hecho vigilar y he podido averiguar que el día 1ro. del actual se fue a La Guaira juntamente con el general Duarte, dominicano que ha servido en este ejército, y otra persona desconocida que pudiera muy bien ser un Sr. Rodríguez (se refiere a Manuel Rodríguez Objío), procedente de esa isla y que ha sido visto aquí muy a menudo en compañía de los otros dos.
Damirón se embarcó el día 2 para Puerto Cabello, en donde he tomado mis medidas para que le sigan los pasos. Duarte y el otro compañero se embarcaron el mismo día para las Islas Turcas; es posible que lleven intención de incorporarse a los que en este territorio combaten la legítima autoridad de la Reina Nuestra Señora”.
Antes de que se encargara a Duarte y a Valverde de la misión diplomática en América del Sur, el Gobierno Provisorio había enviado en noviembre de 1863, a Estados Unidos en gestiones similares, a William Clark, un estadounidense residente en Santiago. Esta misión no logró los objetivos esperados, pero no se perdían las esperanzas: en diciembre, Pablo Pujols viajó a Washington.