Duarte y los derechos humanos

Duarte y los derechos humanos

Desde una mirada desafiante se exponen ideas diversas sobre el pensamiento de Juan Pablo Duarte, que buscan destacar las diferentes facetas de este inmenso hombre que tanto aportó a la República Dominicana.

El pensamiento de Duarte trascendió indudablemente su época, asumiendo posturas visionarias, que dejaron aportes extraordinarios a la posteridad. Su firme compromiso no solo con la independencia, sino con la construcción de un Estado respetuoso de la dignidad humana, son elementos que muestran su apego a los principios básicos de los derechos humanos.

Su recorrido por sociedades tocadas por esas ideas liberales, cargadas de ricas experiencias de luchas por las libertades y los derechos individuales, brotados de las diferentes revoluciones burguesas, como fueron la inglesa, la estadounidense y la francesa, influyeron notablemente en su visión, llevando a Duarte a integrar elementos que promovieron la garantía de la dignidad de la persona en el recién surgido Estado.

Era una persona convencida de que la única condición para preservar la unidad como nación, era la de ver al ser humano como el centro de todo, indicando esto que debía de asumirse la igualdad entre todos los dominicanos. Esta aseveración queda confirmada en históricas palabras que hiciera, para llamar a todo el pueblo a unirse en una misma dirección, de forma que se lograran los objetivos independentistas: “Los blancos, morenos, cobrizos, cruzados, marchando serenos unidos y osados, la patria salvemos de viles tiranos, y al mundo mostremos que somos hermanos”.

El pensamiento duartiano es asombroso al saber que ya, para la época, establecía como un principio fundamental de los derechos humanos, el respeto a la libertad de conciencia, donde pudieran converger las diferentes creencias, sin que las mismas encontraran resistencia para su práctica y convivencia.

Sus ideas revelan la influencia de destacados pensadores tales como Rousseau, quien incidió notablemente en la revolución francesa; Thomas Jefferson, uno de los intelectuales más sólidos de la revolución estadounidense; así como los grandes aportes democráticos realizados por Thomas Paine en la conformación de los Estados Unidos.

El padre de la patria tenía claro que el compromiso de todo Estado debía estar enfocado en garantizar los derechos fundamentales de las personas. En tal sentido, se adelantó al futuro cuando ya nos hablaba del Estado Social y Democrático de Derecho, asunto que integraría para el 2006 la actual Constitución Dominicana en sus artículos 7 y 8. Esto se deja notar cuando Duarte señala que: “La Nación está obligada a conservar y proteger por medio de leyes sabias y justas la libertad personal, civil e individual así como la propiedad y demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen”.

Duarte fue un hombre tan visionario que tuvo la capacidad de interpretar lo que podría ocurrir en la República Dominicana, donde la práctica política anunciaba el surgimiento de gobiernos autoritarios, que llegarían a violentar el orden constitucional y los derechos humanos. Ante esa esa situación dice: “Toda autoridad no constituida con arreglo a la ley es ilegítima y, por tanto, no tiene derecho alguno a gobernar ni se está en la obligación de obedecerla”.

Esta misma idea sería acogida 100 años después en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la cual encontramos como parte de su Preámbulo: “Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”.

Es incuestionable que sus ideas muestran la valía de sus aportes, revelan el gran humanista que fue y simbolizan el sello de su condición imborrable como una de las figuras más brillantes de toda la historia dominicana.

Estas ideas aún siguen teniendo vigencia en una sociedad donde la igualdad está ausente, el respeto a los derechos humanos es una tarea pendiente (salud, educación de calidad, alimentación, vivienda, participación e integridad física) y sus gobernantes actúan apegados a compromisos clientelares y corruptos.

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