Expresan alarma por aumento de las muertes de civiles a manos de policías y vaticinan 2009 será de muchas ejecuciones extrajudiciales
El presidente del Colegio Dominicano de Abogados, José Fernando Pérez Vólquez, y el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Manuel María Mercedes, resaltaron ayer las dudas con que la sociedad recibe las versiones de intercambios de disparos en los que caen abatidos civiles calificados de delincuentes por la institución del orden. Pérez Vólquez considera que la Policía Nacional está desprestigiada y que se duda de ella, y estimó necesario transformarla por completo.
El presidente del Colegio Dominicano de Abogados, José Fernando Pérez Vólquez, consideró que la Policía tiene un desprestigio tan grande que la gente duda de la veracidad de los intercambios de disparos entre sus agentes y supuestos delincuentes, porque se sabe que la entidad ejecuta ciudadanos y los disfraza con el término de acciones legales.
Asimismo, para el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Manuel María Mercedes, las cuatro personas fallecidas en las últimas 24 horas en alegados intercambios de disparos es una demostración de que la jefatura de la entidad continuará, en 2009, aplicando las ejecuciones extrajudiciales para combatir la violencia y la delincuencia.
Esas declaraciones las ofrecieron al cuestionar que entre el 31 de diciembre de 2008 y el dos de enero de este año, nueve personas perdieran la vida en alegados enfrentamientos con agentes policiales.
Al considerar que la Policía debe ser sometida a una transformación profunda, Pérez Vólquez dijo que los hechos violentos que cometen ciertas personas no se pueden combatir con acciones horrendas como los intercambios de disparos.
Para Mercedes es preocupante que en 2008 se hayan producido 500 muertes violentas relacionadas con enfrentamientos de civiles con la Policía, por lo que pidió al presidente Leonel Fernández la destitución del jefe de la Policía, el mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, para que no continúe el baño de sangre que caracteriza a su gestión.