La vacuna de la Universidad de Oxford y AstraZeneca contra la covid-19 se ha topado con reticencias de algunos colectivos en Europa, que la creen menos eficaz, pero con los datos disponibles no se puede hablar de fórmulas mejores o peores, además todas las aprobadas son seguras y eficaces.
Así lo indica a Efe el investigador en el Departamento de Enfermedades Infecciosas del King’s College de Londres, José Manuel Jiménez Guardeño, para quien “el mensaje más importante que se puede dar es que la mejor vacuna es la que primero se administra. No es momento de estar eligiendo».
El virólogo Santiago Elena, del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas del CSIC, se remite al informe del pasado día 21 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para decir que “no hay ni una sola diferencia” entre los preparados de Pfizer, Moderna y Oxford/AstraZeneca.
La edad mínima es de 18 y no hay edad máxima para recibirlas, “las tres son igual de buenas” para mujeres embarazadas, “no hay problemas para madres lactantes, se pueden dar “con la misma tranquilidad” a personas con el sistema inmunológico comprometido, que padezcan VIH o que ya hayan tenido covid-19, enumera. Sin embargo, en lugares de Europa se levantan voces que no quieren la de la empresa anglo-sueca.
Algunos trabajadores de salud y otros colectivos alemanes han mostrado sus reticencias y, en Berlín, donde hay libertad para escoger, la mayoría prefiere el preparado de BioNTech/Pfizer o Moderna.
En Austria, cientos de sanitarios de la clínica universitaria AKH de Viena firmaron a mediados de mes una petición “online” para cambiar el plan de vacunación y recibir la de Pfizer, que consideran más efectiva. Algo similar ha sucedido en otras regiones del país como Salzburgo o Estiria.
El principal motivo de esta puesta en cuestión en diversos países es la supuesta menor efectividad. Las vacunas de Pfizer y Moderna tienen un 95% y la de Oxford/Astrazeneca en torno a un 60-70% cuando se aplican las dos dosis. “Mirando estos resultados puede parecer que las primeras son mucho más efectivas.
Sin embargo, esto no está tan claro, porque esos resultados no son muy comparables. La razón es que cada ensayo clínico es diferente y usa grupos de edad y criterios distintos”, indica Jiménez. Ahora se está viendo que retrasar la segunda dosis de la vacuna AstraZeneca aumenta su efectividad, resalta, por eso “todavía es demasiado pronto para hacer comparaciones” y hay que esperar a ver los efectos de la vacunación en la “vida real». Elena explica que hablar de una protección del 70 % “no quiere decir que de cada cien personas que la reciben 30 se queden desnudas».
Las vacunas son un tema complejo en el que intervienen muchos factores, son “datos complicados” que, muchas veces, “los que estamos metidos en ello tenemos que leerlos dos veces, como para intentar explicarlo en un corte de las noticias de 30 segundos».
Otro argumento es que el preparado de desarrollo británico sería menos eficaz ante la variante sudafricana, de hecho, ese país ha decidido no aplicarla por el momento, pero se trata -dice Jiménez- de estudios “todavía muy preliminares y con una muestra muy pequeña». En el caso de que sea cierto que “la protección es limitada frente a alguna de las nuevas variantes, simplemente habría que actualizar las vacunas, lo cual es un proceso bastante simple y rápido de realizar».
Además, en algunos países europeos esta vacuna no se recomienda a ad, dependiendo del lugar. Elena señala que se debe a que en los ensayos no hubo cantidad suficiente de personas por encima de 55 años, “eso fue un defecto del diseño de la muestra”, por lo que -apunta Jiménez- “no hay datos suficientes actualmente para evaluar su eficacia».
Lo que se aplica, dice Elena, “siempre es el principio de máxima precaución” y como no hubo suficientes personas mayores en el ensayo algunos países toman la precaución de no vacunarlos con AstraZeneca, pues hay otras disponibles.