Dudas sobre presencia en cumbre de Chávez, enfermo y con menor influencia

Dudas sobre presencia en cumbre de Chávez, enfermo y con menor influencia

CARACAS (AFP) – La asistencia a la Cumbre de las Américas del presidente venezolano, Hugo Chávez, en radioterapia contra un cáncer, sigue sin ser confirmada a pocos días de su apertura en Colombia, cuando su influencia en la región se estanca y en casa hace frente a una complicada reelección.

Chávez se somete actualmente a un tratamiento de radioterapia en La Habana contra una recurrencia del cáncer detectado en 2011.

El miércoles finalizará su tercer ciclo y hasta ahora no precisó si viajará a Cartagena para la cita continental que se inaugura el sábado.

«Esperamos que el presidente Chávez pueda estar presente en la cumbre», declaró en una entrevista publicada el domingo la canciller colombiana, María Angela Holguín.

Protagonista ineludible de las cumbres regionales debido a su discurso franco y crudo, el presidente, en el poder desde 1999, ha llevado la voz cantante de un grupo de gobiernos de izquierda a los que él mismo ha organizado en alianza y que le han servido de contrapeso a Estados Unidos.

Apoyado en las mayores reservas mundiales de petróleo, Chávez, de 57 años, ha impulsado así la creación de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) de integración política y cooperación económica, o del grupo Petrocaribe de subvención petrolera.

Pero la celebración de la VI Cumbre de las Américas coincide con una recaída de su cáncer, cuya gravedad se desconoce, y con el estancamiento de su poderosa influencia regional.

«Las dificultades económicas internas y la pérdida de apoyo al proyecto bolivariano en la propia Venezuela, aunque éste es aún importante, dificultan la proyección externa» de Chávez, explica a la AFP Giorgio Romano, coordinador de Relaciones Internacionales en la Universidad Federal de ABC de Brasil.

Aunque las encuestas le sitúan a la cabeza para las elecciones presidenciales del 7 de octubre, Chávez hace frente, después de más de 13 años en el poder, al desgaste de su «revolución socialista» y a una economía aquejada de gran volatilidad, con la mayor inflación de la región.

La oposición, unida detrás de un candidato presidencial único, el gobernador del estado Miranda (norte), Henrique Capriles Radonski, se halla por su parte en su mejor momento desde 1999, aupada por los más de tres millones de electores que votaron en sus inéditas primarias de febrero.

La influencia de Chávez en la región ha dejado de crecer «por una combinación de factores.

El más importante son los problemas internos», corrobora a la AFP Peter Hakim, presidente emérito del Diálogo Interamericano, un ‘think tank’ basado en Washignton.

Pero este experto también apunta motivos externos, especialmente los últimos cambios políticos en Latinoamérica, una región cada vez más «pragmática y moderada» y menos proclive a radicalismos.

Chávez «ha fracasado en atraer» a nuevos miembros de peso al ALBA, integrada por ocho países, y a la vez, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, es «menos entusiasta» que su predecesor, Luiz Inacio Lula da Silva, en sus relaciones con el venezolano, según Hakim.

La llegada al poder de Ollanta Humala en Perú y de Mauricio Funes en El Salvador, pese a ser izquierdistas, tampoco le ha permitido ampliar su campo de influencia, añade la politóloga venezolana María Teresa Romero.

«Desde un principio, ambos se distanciaron (de Chávez): no querían que se les indentificara con el mismo proyecto político radical», explica a la AFP.

En este contexto, el propio Chávez moderó su discurso en la región y, por ejemplo, con la llegada a la presidencia de Colombia de Juan Manuel Santos, recompuso las relaciones que habían roto con su predecesor, Alvaro Uribe.

Con respecto al presidente estadounidense Barack Obama, si bien lo ha criticado duramente, su llegada a la Casa Blanca permitió ponerle paños fríos a la tensión que mantuvo con George W. Bush.

«Chávez ha disminuido su propia pretensión de dar respuesta a todo el continente en su conjunto. El radicalismo con el que se dirigía a situaciones internas de otros países latinoamericanos ha disminuido visiblemente», comenta Romano.

Los analistas coinciden por último en que la incertidumbre que se ha generado en torno a su cáncer también debilita su imagen.

Con lágrimas en los ojos, Chávez pidió a Dios, la semana pasada, en una emotiva misa que le diera «vida» porque, dijo, todavía le quedan «cosas por hacer», aumentando los temores sobre la gravedad de su enfermedad.

«Debido a su condición, los países (de la región) deben pensar en alternativas futuras y en el momento en que empiezan a pensar en un mundo sin Chávez, su posición, casi inevitablemente, se debilita», explica Hakim.

 

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