La carrera entre Andy Murray y Novak Djokovic por ser el mejor tenista del momento, que marcó el año 2016, continuará a partir mañana en Melbourne con el inicio del Abierto de Australia, donde Roger Federer y Rafa Nadal esperan demostrar que todavía pueden aspirar a grandes logros.
El británico, número 1 mundial, y el serbio, número 2, ya tuvieron un primer partido en este 2017. Fue en la final de Doha, el pasado 7 de este mes, y allí Djokovic ganó tras un combate de casi tres horas.
Murray vio cortada allí su racha de 28 partidos oficiales seguidos ganando, que le hizo vivir un gran final de 2016 y arrebatar a Djokovic el número 1.
El pasado año, el escocés brilló con 8 títulos, entre ellos Wimbledon, los Juegos Olímpicos y el ATP Masters de final de temporada. Ahora su desafío es levantar el trofeo en Melbourne, después de cinco finales perdidas. El serbio, por su parte, acumula seis títulos en total en el Abierto de Australia, incluyendo cinco en las últimas seis ediciones.
Para que haya un nuevo cambio de líder en la ATP, Djokovic necesita revalidar su título y que Murray no llegue a semifinales. Una combinación que se presenta improbable, pero no imposible, ya que este año el torneo se presenta con un pronóstico incierto por la situación en el ránking de dos pesos pesados de años anteriores, Federer (número 17 del mundo) y Nadal (número 9), que pueden cruzarse en el camino de los dos favoritos. Murray, por ejemplo, podría tener que enfrentarse a Federer en unos hipotéticos cuartos de final. Nadal irá en la otra parte del cuadro y podría ser rival de Djokovic en semifinales. El veterano jugador suizo puso fin a su temporada de 2016 desde Wimbledon, para curar una lesión de rodilla que le mermaba desde el inicio del año y poder empezar como nuevo en 2017, pese a sus 35 años. Retomó la competición en la Copa Hopman, un torneo de exhibición por equipos mixtos donde su presencia suscitó un gran entusiasmo. El balance en los partidos individuales fue allí de dos victorias y una derrota, lo que no da grandes datos sobre su estado de forma, aunque muchos tienen claro que si está en Melbourne es porque está seguro de poder.