Duelo por Don Poncio Pou

Duelo por Don Poncio Pou

Poncio Pou Saleta, miembro de la Raza Inmortal -constituida por insignes dominicanos y extranjeros que lucharon por la libertad- falleció en la madrugada de ayer a los 88 años de edad. Así concluye la vida de un auténtico combatiente de la patria, uno de los pocos sobrevivientes de la expedición del 14 de junio de 1959, una de las jornadas  de más dignidad y valentía asumida por hijos de esta tierra contra la ignominiosa tiranía de Rafael  Trujillo. Con su sacrificio, enfrentando desigualmente a la poderosa maquinaria bélica del tirano, estos héroes abonaron el camino que finalmente condujo a este pueblo a su liberación.

La vocación libertaria de Pou Saleta  comenzó a manifestarse mucho antes de su enrolamiento al grupo que vino desde el exterior a enfrentar con las armas a la tiranía que comenzó en 1930 y duró hasta 1961. Ya en 1934, Don Poncio era parte  de conjuras que trataban de poner fin a la férrea dictadura. En varias oportunidades antes de ser forzado a escapar hacia el exilio en 1950, sufrió persecuciones y encierros. Perteneció a la estirpe de los dominicanos indómitos  que preferían luchar a permanecer en la esclavitud. Sin esa disposición para la heroicidad y el sacrificio República Dominicana no hubiera podido superar el despotismo para luego encaminarse hacia la institucionalidad democrática. Paz a los restos de  Don Poncio Pou Saleta.

Un asalto y más preocupaciones

“Ya Santiago no es segura a ninguna hora. Solo las autoridades creen que es segura”. Estas palabras del reconocido radiodifusor de Santiago,  Marcos Tulio Cepeda, expresan el sentir de una sociedad altamente preocupada por la delincuencia. Al hablar en estos términos, el empresario radial acababa de ser víctima de un asalto en el que fue despojado de prendas y dinero y en el que sentió su vida seriamente amenazada por dos pistoleros.

Se trató de un hecho que pertenece a la cotidianidad, aun cuando  notables autoridades insisten en atribuir menores dimensiones a la criminalidad, proclamando que los ruidos con que la sociedad se queja superan en intensidad  a la realidad. Lo cierto es que Santiago merece un esfuerzo mayor para la protección de vidas y propiedades y para que desaparezca el temor a ser víctima de delincuentes que resulta notable en estos momentos. Más patrullajes, investigaciones  efectivas y castigos condignos.

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