Duelo por los doctores Columna

Duelo por los doctores Columna

JOSÉ ANTONIO NÚÑEZ FERNÁNDEZ
Una de las familias legendarias de Bonao lo es la Columna. A esa ilustre familia perteneció el general de división don Lorenzo Columna. Enseguida voy a aclarar lo del título que he utilizado para este trabajo de luctuosas evocaciones: «Duelo por los doctores Columna». Refiriéndome estoy a los hermanos médicos Pedro A. Columna y José A. Columna. Los dos tuvieron por padres a don Pedro Columna y a doña Santos Velazco.

El primer doctor Columna de estas trágicas referencias fue un graduado de la Sorbona de París que en Bonao repartía su médico saber a manos llenas, sin calcular jamás la paga correspondiente a sus servicios profesionales.

Casado en Francia con la dama Helena Baraldy, tuvo tres hijos de nuestro entero afecto: Cristina (Poupée), Daniel y René. El doctor Columna de Bonao pasó a dirigir el hospital San Vicente de Paúl, de San Francisco de Macorís. En la ciudad del Jaya la tragedia iba a salpicar de sangre generosa la diestra asesina de un tal Tavito de Aza. Este individuo era un subalterno del distinguido galeno, que se desenvolvía (el tal Tavito) como inspector de Salud. El subalterno díscolo e incumplidor fue amonestado varias veces por su superior el director del hospital. Entonces el pésimo hombre que era Tavito de Aza optó un día por matar a tiros al eminente médico y así lo hizo un mal día del año de 1936.

El doctor Columna había nacido en el 1898, lo que quiere decir que a la hora de su fatal deceso tenía solamente 38 años de edad. Esa tragedia constituyó un duelo tan grande para Bonao, para Macorís y para toda la nación que el padre del galeno victimado prefirió también entrar en los dominios de la muerte a investigar quizás el gran misterio de la vida.

El otro doctor Columna que Bonao por igual tuvo que llorar fue José. Este perdió la vida nueve años después, o sea en el 1945. Digamos algo de José. Graduado en la Universidad de Santo Domingo, se fue a Bonao a ejercer la medicina, a cumplir con el sagrado Juramento de Hipócrates, al igual que su difunto hermano Pedro (Perico). Era José un galeno que solamente pensaba en la curación de los pacientes, de los enfermos, sin pensar en la paga por la cura. José, al igual que su hermano Pedro (Perico), tenía siempre un caballo en el patio de su casa para cuando de cualquier campo aledaño lo requirieran porque un enfermo precisaba de su profesional atención, hacia ese lugar encaminarse. En el mes de abril de 1945 empezó a aletear el pájaro negro de la tragedia, anunciando un gran duelo para Bonao. Y el día 12 de abril del ya mencionado año de 1945 comenzó a llover mucho en los lares del Yuna, del Masipedro y del Yuboa. De los contornos de la sección de Jima Abajo llamaron al doctor José Columna Velazco, porque un pobre necesitaba de sus facultativos cuidados… Y hacia allá partió el bondadoso y caritativo médico, a caballo y acompañado del practicante Pedro (Periquito) Suriel.

De noche, el 12 de abril de 1945, el regreso se encontraron con que el arroyo llamado Caño Piedras había aumentado considerablemente sus aguas por las constantes lluvias de la tarde de ese día abrileño.

En el crecido y pedregoso arroyo, el caballo del doctor José Columna resbaló, se cayó y las aguas arrastraron al médico abnegado, que era un hombre corpulento. Fatalmente perdió la vida el doctor José A. Columna Velazco.

Ese día en Washington también murió el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica Franklin Delano Roosevelt, el hombre del «New Deal».

En el 1936 y en el 1945 Bonao perdió dos hijos honorables y padeció dos duelos terribles por las muertes trágicas de esos dos hijos ejemplares. Las garras alevosas del hado implacable le arrebataron a la República Dominicana dos vidas extraordinariamente valiosas que todavía son lloradas sin consuelo.

El pueblo llegó a querer tanto a esos dos desprendidos doctores en medicina que pensó el pueblo que Dios no era capaz de arrebatárselos de maneras tales. Y entonces en voz baja muchos inconformes se atrevieron a achacarle esas muertes a la feroz tiranía. Tal vez por aquello de que al dedo malo todo se le pega. Se comentaba en Bonao que la familia Columna no quería que más parientes estudiaran medicina. Pero en medicina se graduó el entrañable amigo Pedro Antonio Inoa Columna, sobrino de Pedro y de José. Y gracias a Dios la Villa de las Hortensias tiene aún a Pedro Antonio Inoa Columna (Perucho) ejerciendo la medicina de Galeno, de Hipócrates y de Paracelso.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas