Píndaro y Herminio han abordado un dron de fabricación cibaeña, que para su uso deben controlarlo montados sobre él… Han enfilado hacia las coordenadas de residencia de Michel Camilo, quien estará en el país para su concierto del sábado 29 de este mes de Octubre y ellos quieren llenar su curiosidad al ver qué hace él antes de esta cita con su gente en el país… En un santiamén –despegaron a las 9 y a las 9:30 han llegado a su destino-, están ya frente a un amplio ventanal a través del que pueden ver un piano ‘con su boca abierta’, como esperando que su dueño le haga sonar…
Píndaro, curioso al fin, es quien divisa a Michel… Viene todavía empiyamado… La noche anterior se ha ido a la cama a las once, pues como está en medio de giras aprovecha para descansar horas extras… Unas medias lisas color negro están enfundadas en unas cómodas pantuflas acolchadas, mientras en su mano izquierda sostiene un plato con dos huevos fritos, pan, queso y jamón… En ese preciso instante Herminio le susurra a Píndaro: “¡Ese es su desayuno preferido!”… Michel sigue acercándose a ellos pero… ¡no puede verles!… -Es un sueño que ellos han hecho realidad y que lo están disfrutando-… Con su desayuno en mano acerca su cara al impactante ventanal y, sus grandes ojos parecen apreciar la inmensidad y gran variedad de tonos del color verde en la naturaleza, exclamando para sí que ‘Dios está presente y que es una bendición estar vivo para darse cuenta y disfrutar de todo’…
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La expresión de Michel refleja que ha soñado con nuevas melodías y composiciones que aún no ha escrito, y Píndaro y Herminio están extasiados con solo mirarle en su sonrisa mañanera… Él se aleja despacio y da media vuelta hacia la banqueta de su piano… Le esperan unas cuatro horas de práctica –con algunas pausas de diez minutos cada una-… Se sienta frente a su instrumento predilecto, cruza sus piernas y, observando la profundidad del teclado blanco y negro saborea e ingiere, muy despacio, su desayuno… Es Herminio que ahora le murmura a Píndaro que, una vez, él le comentó que hace muchos años leyó que ‘lo mejor es comer despacio, pues la digestión se inicia por la boca’… Mientras, Michel ha comenzado su calentamiento de algunos ejercicios de virtuosismo, acompañado de un metrónomo… Han sonado algunos pasajes dificilísimos que parecen ser de alguna obra que él está dominando, luego de muchas repeticiones y, ahora, todo le está pareciendo mucho más fácil mientras toca…
Píndaro no deja de impresionarse, pues han pasado casi dos horas y tanto él como Herminio están absortos, pues han escuchado varias improvisaciones, como de 20 o 25 minutos cada una, sobre algunas de sus piezas en su repertorio de jazz, que de seguro están estimulándole su creatividad y le mantienen abierto a algún canal creativo que le refresca las ideas y, en este momento, le están permitiendo encontrar nuevas posibilidades… Ha llegado un momento en que Herminio se dirige a Píndaro y le dice al oído: “¡Michel parece haber entrado en un profundo proceso de reflexión y auto- descubrimiento!… ¡Algo nuevo nos trae el 29 en su concierto!”…
Para no molestarle si es que se da cuenta que ambos están como curiosos observándole desde su ventana, Píndaro y Herminio deciden abordar de nuevo su dron cibaeño e iniciar su retorno al país, antes de que Michel llegue el sábado 29 al Teatro Nacional… Mientras despegan, es Herminio que le comenta a Píndaro que, una vez, Michel le comentó que el jazz está, definitivamente, “en plena evolución… Hay una nueva generación –expresó-, que es brillante y, además, ahora existen muchos conciertos y festivales en el mundo entero”… Ahora es Píndaro que exclama: “¡Parece que vas a la velocidad de las manos de Michel al pienooooo!”… A lo que recibe como respuesta: “Una vez, Michel me dijo que “Todo lo siento y escucho dentro de mí mismo, sin detenerme a pensar la dificultad técnica de la ejecución, pues la técnica la pongo al servicio de la música, además de que ¡también uso la respiración lenta como fuente inagotable de energía!”…
El dron de nuestros personajes inicia el descenso, mientras Píndaro ha recibido una llamada del propio Michel que le dice: “Sería maravilloso si la humanidad aprendiera, finalmente, a convivir en nuestra única casa común que es este planeta… Les espero a todos en el Teatro Nacional este próximo sábado 29!”.