República Dominicana es un país dulce como su gente, y no es de extrañar que sea cuna de los más variados y exquisitos antojos azucarados de la región.

Por ser un país con una larga -y tumultuosa- historia en el cultivo de la caña, la preparación de dulces son una tradición que perdura, aun cuando su venta ocasional en las calles y los legendarios vendedores ambulantes hayan disminuido su presencia.

Ahora tenemos tiendas especializadas, como Cosas del País o Punto Dominicano, a las que generalmente acudimos cuando queremos enviar un dulce recuerdo a los amigos y familiares en el extranjero, una prueba fehaciente de que el apego y el gusto por ellos sigue latente..