Duplicidad innecesaria

Duplicidad innecesaria

En la administración pública hay servidores especializados en incontables disciplinas, que están o deberían estar bajo el amparo del Seguro Nacional de Salud (Senasa), la Administradora de Riesgos de Salud (ARS) del sector oficial. Pero los maestros son una excepción inexplicable, injustificable. Estos servidores públicos están amparados en un seguro exclusivo que, por cierto, deja mucho que desear. A estas alturas, la existencia del Seguro Médico de los Maestros (Semma) como una ARS del Estado no tiene ninguna razón de ser, no solo porque es una duplicidad innecesaria, sino también porque se ha convertido en una carga para el Ministerio de Educación, que frecuentemente tiene que sacarle las castañas del fuego.

Los maestros en ejercicio forman parte del régimen contributivo de la seguridad social, por lo que el Ministerio de Educación tiene que cubrir una proporción de sus cotizaciones al Semma, en vez de a Senasa, como hace en cuanto a los demás servidores administrativos, que no son maestros, de ese ministerio. ¿Para qué necesita el Estado dos ARS y dar a los maestros un tratamiento diferente al del resto de sus servidores? Senasa tiene sobre sus hombros la carga de los asegurados del régimen subsidiado, que no tienen capacidad para cotizar. Y el Semma le priva de las cotizaciones de decenas de miles de maestros. ¿Es esta duplicidad justificable desde algún punto de vista?

Inútil y frustratoria

Por nuestras vías circulan decenas de miles de vehículos en pésimo estado, muchos de los cuales son un peligro público, pero nadie se mete con esto. Basta que cada uno pague los RD$45 por impuesto de la “revista” para que estén autorizados a seguir siendo un riesgo para la seguridad de la gente. La “revista” no hace más que justificar una carga fiscal que, desde el punto de vista práctico, resulta inútil y frustratoria.

A los dueños de vehículos ya se les cobra por derecho de circulación. Es el impuesto de las placas para las diferentes categorías de vehículos. Pero la “revista” ni el impuesto por derecho de circulación se ocupa del estado de funcionamiento de las máquinas. Siempre que se paguen los RD$45 de la “revista” y lo que corresponde a las placas, nada importa si los frenos funcionan mal y las luces están defectuosas, o si las llantas están lisas y la instalación de gas propano es una bomba de tiempo.

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