Dupliquemos lo ganado

Dupliquemos lo ganado

Es preferible ganar premios por méritos y no por juegos de azar ya que la “buena suerte” es una ilusión y tratar de estar “en el globo” hace ganador permanente al dueño del juego, aún sea el gobierno.

Desgraciadamente es poco frecuente que las instituciones públicas otorguen premios a sus servidores; algunas, copiando esquemas de empresas privadas, ocasionalmente seleccionan un “empleado del mes” y colocan su foto en un cuadrito ridículo que provoca comentarios ponzoñosos de algunos compañeros que lo ven como “el idiota que se cree que esta pocilga es de él por un sueldito viejo” y es que la miopía gerencial desfasada no entiende que los apremios económicos modernos hacen necesario compensar doblemente el esfuerzo, la honestidad y el cumplimiento del deber con remuneración adicional o un premio materialmente cuantificable.

Hace algunos días vi un operativo de la policía metropolitana de transporte (AMET) atrapando motociclistas que violaban la disposición de no atravesar túneles o elevados.

Sin embargo, en vez de satisfacción tuve la decepción de ver que no detuvieron a un violador, sin casco, llevando otra persona detrás, por el hecho de que era “un militar”, premiándolo por violar la ley, irrespetar su uniforme, a sus superiores y a la comunidad, cuando lo correcto era atraparlo y aplicarle una doble sanción por su abuso.

Mi humilde parecer es que se premie doblemente a los servidores públicos meritorios, moral y materialmente, pero a los violadores de las leyes que ellos mismos deben hacer cumplir, hay que aplicarles doble sanción; cuando la multa sea de mil quinientos pesos, cobrarles tres mil y si se quejan, destituirlos y publicarlo para resarcir a la sociedad.

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