Más allá del colapso que actualmente dificulta la operatividad del vertedero de Duquesa, este depósito de desperdicios irradia preocupación por todos lados. El problema comienza en su pobre funcionalidad como destino final de los residuos de cuatro de los municipios del Gran Santo Domingo por tratarse de un rudimentario depósito y no de un relleno sanitario propiamente dicho. Y las dificultades de acceso son un aderezo en la cadena de dificultades que genera.
Aún en sus mejores condiciones, de operación, Duquesa es un gran peligro ambiental. Lo fue cuando se incendiaba con frecuencia, y lo es permanentemente porque emana gases contaminantes hacia la atmósfera y porque infiltra en las corrientes de agua del subsuelo cantidades inimaginables de tóxicos resultantes de las reacciones de esa mezcla tan diversa de elementos orgánicos, metálicos, químicos y plásticos.
Más allá del colapso gerencial actual y sus perjuicios para el Gran Santo Domingo, para una solución de fondo y definitiva del problema de Duquesa hay que valorar los peligros ambientales que hemos citado y que tienen su origen en el propio vertedero. No es solo la dificultad de acceso, ni la falta de equipos. Es el pasivo ambiental que el tratamiento inadecuado de tanta variedad de basura está produciendo constantemente.
OPORTUNIDAD PARA REPATRIADOS
Los dominicanos repatriados de los Estados Unidos después de cumplir condena viven aislados en su propio país. El acceso a las fuentes de trabajo les está vedado debido a su condición de ex-convictos que se vieron involucrados en delitos graves en la nación norteamericana. Los empleadores evitan acogerlos en sus empresas. Ahora, la Procuraduría General de la República, la Fiscalía del Distrito Nacional y el Centro de Exportación e Inversión de la República Dominicana (CEI-RD) abren para esos dominicanos una oportunidad de incorporarse a la vida productiva.
Una feria de empleos que están organizando los tres organismos citados le abrirá a un buen número de repatriados la oportunidad de incorporarse a la vida productiva. Con ello, el Estado asume en parte su responsabilidad ante estos hijos de la patria. Aspiramos a que este sea solo el comienzo de un programa más amplio y continuado.