Earl y el dolor tras unas lluvias que borraron comunidades enteras en México

Earl y el dolor tras unas lluvias que borraron comunidades enteras en México

Puebla (México). Se dice que tras la tormenta llega la calma, pero el paso de Earl por el este y centro de México este fin de semana ha dejado al menos 46 muertos, arduas labores de rescate que todavía continúan y el dolor y la impotencia de miles de familias afectadas.   Son víctimas de un desastre natural que no distinguió edades ni condición, pero en esta lista negra sobresalen los menores de edad.

En su mayoría quedaron sepultados bajo toneladas de tierra dentro de sus viviendas, ubicadas a menudo en asentamientos irregulares en las laderas de las montañas.   Los relatos del temporal son escalofriantes- “El agua nos llegaba más arriba de las rodillas, yo jalaba (tiraba) de mis hijos y el agua nos arrastraba”, contó a Efe Cleotilde Bonilla, una de los más de 600 afectados por el paso de Earl, que hasta el momento deja 33 muertos en Puebla y 13 en Veracruz.   “Todo comenzó sobre las 8 de la noche, empezaron a rodar las llantas por la carretera y se escuchaban tremendos golpes, salí a asomarme para ver qué estaba pasando; en eso mi mamá me grita- hija ven corriendo que se cayó la tierra”, señaló la mujer.

Un alud de tierra sepultó la vivienda de su madre e hizo temblar todas las de su alrededor, entre estas la suya.   “Luego empezaron los aguaceros bien grandes y salimos corriendo, lo primero que hice fue sacar a mis hijos”, explicó hoy, cobijada en uno de los albergues instalados en este municipio.   Los ríos de lodo arrasaron con todo a su paso y esta madre, sin echar la vista atrás, abandonó con sus hijos su casa en busca de refugio.

“Dos casas quedaron enterradas; por acá sí hubo muertos, una familia completa se quedó encerrada y siento mucha tristeza”, recordó entre sollozos y lágrimas.   Earl, que llegó a ser huracán pero arribó a esta zona de México degradado a tormenta tropical el viernes en la noche, pegó con fuerza en la Sierra Norte de Puebla y en zonas montañosas de Veracruz, y sus lluvias torrenciales no perdonaron la vida.

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