El hartazgo y la indignación por ser víctima en reiteradas ocasiones de la delincuencia y no recibir respuesta de las autoridades fueron las supuestas razones que habrían llevado a Daniel Guerrero, un ebanista de 50 años de La Romana, a atrincherarse en su taller tras quitarle la vida al menos a dos personas y herir a seis miembros de la Policía Nacional, entre los que se encuentra un miembro del equipo SWAT.
Daniel Guerrero mantuvo en tensión al Callejón de Guaymate, en el municipio La Romana, por aproximadamente siete horas tras matar a dos civiles que quedaron tendidos en la calle pasadas las cinco de la tarde. Uno de los heridos fue identificado como Gamaliel Mota García, de quien hasta el momento no se tienen más detalles y se presume que era junto a la otra víctima inicial un atracador, pero esta versión ha sido confirmada.
Leer más: La caricatura de Hoy: reacción de RD a crisis en Haití
Guerrero, el ebanista, definido por los residentes del barrio dónde ocurrieron los hechos como una persona humilde, trabajadora, tranquila y de buen trato, se atrincheró en su taller de ebanistería tras las primeras muertes luego de que llegaran los primeros agentes de la Policía Nacional para intentar arrestarlo.
En una serie de sucesos confusa todavía para la mayoría de la sociedad y de la que la Policía Nacional aún no ofrece detalles, Daniel, un hombre de 50 años sin entrenamiento militar, experiencia policial o en el manejo de armas conocido pudo despojar de su arma de reglamento a un teniente y secuestrarlo para mantenerlo como rehén mientras disparaba y hacía replegarse a todos los miembros de la uniformada que intentaron entrar en la habitación en la que se encontraba.
Seis miembros de la uniformada resultaron heridos y el conteo preliminar indica que dos agentes murieron y que otro que se encontraba herido murió la mañana de hoy, viernes.
Guerrero fue muerto pasadas las 12:00 de la medianoche tras casi siete horas de haber hecho el primer disparo y su cuerpo sacado del pequeño taller donde se encontraba ante los ojos de casi todo el barrio que sin importar cuántos disparos hiciera el hoy occiso se mantenían expectantes ante el morbo y la curiosidad por conocer el desenlace de lo que será por meses la historia más interesante que se cuente en el barrio.