Ébola: aunque muy peligroso, es remoto para el país

Ébola: aunque muy peligroso, es remoto para el país

La enfermedad del ébola o Fiebre Hemorrágica del Ébola, como también se le conoce, es un virus que no se transmite por vectores como ocurre con el mosquito transmisor del dengue y la chikungunya. Tampoco por el aire, el agua, ni por alimentos cocidos. La transmisión del ébola es por contacto directo con la persona enferma a través de la sangre y secreciones como vómitos, sudor, semen, orina, heces y leche materna.

El virus es zoonótico. Es decir, infecta, además de los seres humanos, a los animales selváticos como monos, gorilas, chimpancés, puercos espines, cebras y murciélagos. Se cree que es el murciélago el que probablemente lo transmite en los países africanos que están padeciendo la epidemia actual.

Inicialmente las personas cazaban estos animales, incluyendo a los murciélagos que son comestibles en esas culturas, y probablemente la manipulación de estos vertebrados fue la causante de la infección de las primeras personas. Aunque desconocido el contagio inicial, se cree que la transmite la persona enferma a la persona sana a través de alguna lesión, por pequeña que sea, por la piel y las mucosas de esta última.

El período de incubación es de 2 a 21 días con un promedio de 8 a 10 días. Durante la incubación no hay transmisión. Una vez iniciada la enfermedad – que se asemeja a cualquier otra de tipo infecciosa, esto es: fiebre, malestar general, debilidad, dolores articulares, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea – es que se puede producir el contagio con la persona sana.

El Ébola es un virus que afecta los vasos sanguíneos y produce una vasculitis generalizada, produciendo necrosis de los órganos como riñones, hígado, pulmones, corazón y otros, causando sangrado masivo y muerte. No hay tratamiento específico, ni vacunas disponibles hasta el momento. La letalidad oscila entre 54% al 100%. En esta epidemia la letalidad es de 54% promedio.

La gran alarma y aprensión que han desatado las noticias internacionales es una resultante de la globalización y facilidad de movimientos que estamos viviendo. Esta enfermedad, que no tiene tratamiento ni prevención a través de vacunas, obliga a la alarma, ya que el humano, como en ninguna otra época tiene una alta movilidad: podemos cenar en el Caribe, desayunar en Europa, almorzar en el Medio Oriente y volver a cenar en África o Asia.

No obstante a estas probabilidades de movimientos, consideramos que actualmente los viajeros que salen de los países afectados en África occidental – Guinea, Nigeria, Sierra Leona y Liberia – que son los que tienen la epidemia, deben pasar por un interrogatorio antes de salir de sus respectivos países. En esta exploración se investiga localidad de residencia, si han habido enfermos cerca de la vivienda, si padece de algún signo o síntoma, otras preguntas relacionadas con el asunto, además de un seguimiento al destino final.

Como no tenemos vuelos directos con esos países, las líneas aéreas están en la obligación de informar a los países, como el nuestro, si algún pasajero que inició su viaje en uno de esos pueblos ha hecho escala en alguna ciudad para continuar viaje a nuestro país. En ese caso, al llegar al puerto del país, las autoridades de migración conjuntamente con las sanitarias deben hacer un interrogatorio y conocer el destino de esa persona en nuestro territorio, para tener control de la posibilidad de entrada del virus.

Es por esa razón que, aunque conocemos lo peligroso de este virus, pensamos que es remota la posibilidad de que entre al país. Aunque conocemos que en medicina, como en cualquier otra dimensión de la vida, nada es absoluto.

Mientras tanto, debemos estar atentos a las informaciones de entidades de alta confiabilidad como la Organización Mundial de la Salud y el Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos.

 

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