La preocupación por la decoración de los hogares nace con la búsqueda de mejor calidad de vida y  ha pasado a ser una mezcla de estilos, colores y diseños. Es lo que se denomina ecléctico, un estilo en donde conviven varios estilos y predomina el gusto de cada cual.

Así podemos observar piezas de épocas muy distintas, pero que por alguna razón, el ambiente donde están juntas no se ve ni recargado, ni de mal gusto. Por ejemplo, hoy se puede encontrar una pintura mural estilo neoclásico, con una mesa de cristal estilo minimalista, un mueble o sillón modular de cuero, junto con una vitrina de madera antigua.

A la adquisición de mobiliario de época –principalmente de estilo francés del siglo XVIII e inglés del XIX–, se añadió la mezcla de lo antiguo con lo moderno; el gusto por hacer convivir piezas antiguas con otras ultramodernas o muebles procedentes de otras culturas.

Actualmente, una decoración con clase, con personalidad, es aquella que ha sabido conjugar en cada espacio, un estilo propio. Es decir, ha conseguido crear ambientes en sintonía con el estilo de vida de los habitantes de la vivienda y sus gustos personales. 

La moda en decoración se clasifica hoy como ecléctica precisamente por el predominio de varios estilos y, en ocasiones, la mezcla de lo clásico con lo moderno.

Una característica de esta nueva tendencia es la ubicación de piezas que nacieron para cumplir determinada función y que ahora se emplean para tareas totalmente distintas. Por ejemplo, un secreter guillotine de Luis XVI es hoy día ubicado en la entrada de la casa con la única función de decorar el ambiente.

 Los verdaderos protagonistas del eclecticismo son las piezas sueltas. Un banco estilo Luis XVI, tapizado de terciopelo dorado y estructura de madera, colocado en el recibidor, junto a una cómoda de cuatro cajones o a una mesa con un candelabro de cristal, por ejemplo, resalta cualquier espacio y lo impregna de un aire romántico y distinguido.

Eso sí, este tipo de decoración requiere de un espacio amplio, de lo contrario habría una enorme densidad y el espacio quedaría hacinado. No es necesario que la estancia sea muy grande, pero al menos debe dar una sensación de amplitud. Las plantas son un detalle que siempre ayuda al equilibrio, pues llena espacios vacíos, y que no puede faltar si quiere darle vitalidad a cualquier estancia.

Fuente: Univisión.com