San Petersburgo (Rusia) (EFE).- La crisis de Oriente Medio y la discusión entre los miembros del G8 para cuadrar una declaración que se ajustara a todas las sensibilidades eclipsó el resto de los acuerdos de la cumbre, que celebró ayer su primera jornada de trabajos.
Sólo a última hora, los jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los Ocho (G8) consiguieron elaborar una declaración sobre la crisis en la que cupieran todas las discrepancias.
La declaración pide a Israel, los palestinos y la milicia de Hizbulá que suspendan sus operaciones armadas y que liberen a los soldados capturados y a los ministros y parlamentarios palestinos detenidos. La prioridad más urgente es crear las condiciones para un cese de la violencia que sea sostenible y sentar las bases para una solución más permanente, señala el documento.
La declaración pide el final de los ataques con cohetes contra el territorio israelí, y también el cese de las operaciones militares de Israel y la retirada de sus soldados de Gaza.
El documento culpa de la actual crisis a las fuerzas extremistas que intentan desestabilizar la región, y consideró de importancia crítica que Israel, aunque tiene derecho a la defensa, tenga en cuenta las consecuencias estratégicas y humanitarias de sus acciones.