Eclosión de Ségolène

<p>Eclosión de Ségolène</p>

ROSARIO ESPINAL
Soplan nuevos vientos políticos en Francia. Ségolène Royal ganó abrumadoramente las primarias del Partido Socialista (PS) el pasado 16 de noviembre y ha sido proclamada candidata para las elecciones presidenciales del próximo 22 de abril. Su triunfo representa una eclosión política que transciende su partido.

La novedad se debe a que es mujer en un país donde la política ha sido dominada por hombres, muchos de edad avanzada (los llamados “elefantes” o “barones”) que controlan las estructuras partidarias. Pero también a que ha despertado las ilusiones y energías de la izquierda francesa con el lema: “Deseos de Porvenir.”

Su eclosión electoral parece ser ungüento ante el malestar político que aqueja a Francia, donde los gobiernos de izquierda o derecha no han podido avanzar decididamente en las transformaciones económicas y sociales que imponen la expansión de la Unión Europea y el nuevo capitalismo mundial.

De los casi 220 mil militantes del PS, cerca de 70 mil se inscribieron en el último año. Muchos lo hicieron por Internet y sus votos fueron vitales para el triunfo arrollador de Ségolène.

Una encuesta reveló que la edad media de los nuevos miembros es 43 años, comparada con 54 de los viejos, y la mitad son mujeres, comparado con 25% en el pasado. Por eso se habla del nuevo perfil sociológico del PS: rejuvenecido y feminizado.

La participación electoral en las primarias socialistas fue de un formidable 82%. Ségolène obtuvo el 61% de los votos y ganó en 102 de las 105 federaciones socialistas. La magnitud de este triunfo ha electrocutado al conjunto de izquierda que se le oponía, al igual que a la derecha que ahora tiene que enfrentar una candidata socialista popular dentro y fuera de su partido.

Su triunfo en casi todas las federaciones socialistas demuestra que con un discurso centrado en las necesidades concretas de la gente, la candidata ha trastocado las lealtades socialistas tradicionales, incluida la zona rural.

También ha debilitado el argumento de sus opositores de que la popularidad de Ségolène se limitaba a los jóvenes, las mujeres, los citadinos y los de mayor escolaridad.

Aunque su proyecto presidencial se lanzó inicialmente con una página web llamada “Deseos de Porvenir”, popular entre los jóvenes, Ségolène hizo una extensa campaña con visitas a numerosas comunidades, enfocada en escuchar las quejas y reclamos de la gente.

Esa experiencia parece haberle servido para comprender que temas de gran interés para la población como la seguridad ciudadana, la familia y la educación han sido monopolio de la derecha y deben ser replanteados desde una óptica socialista. Ha llegado incluso a decir que no todas las ideas de derecha son malas y no todas las de izquierda buenas.

Así ha elaborado una discursiva política ecléctica con la que se ha ganado el apoyo de la mayoría en su partido y muchos en la sociedad, aunque por eso la critiquen fuertemente sus opositores de izquierda y derecha.

Entre las medidas controversiales referidas por la candidata se encuentran: enviar jóvenes delincuentes a realizar actividades humanitarias con el ejército como alternativa a las cárceles y elegir comités de control ciudadano que supervisen el trabajo de los políticos.

La seguridad ciudadana es un tema de gran interés para la población que la derecha ha monopolizado en muchos países. Ségolène intenta arrebatarle ese terreno. Por eso la derecha la acusa de no aportar nada nuevo y señalan, además, que no podría realizar lo que promete porque los socialistas no la apoyarían en tales medidas.

Por otro lado, el descontento de los franceses con los políticos es extenso. De ahí que su propuesta de crear comités ciudadanos de control político encuentre aceptación entre los votantes, aunque sus opositores de derecha e izquierda la acusan de ser una populista social.

En los últimos 15 años Ségolène Royal ha ocupado varios cargos ministeriales y es actualmente la presidenta de la región Poitou-Charentes. Eso, sin embargo, no ha sido suficiente para impedir que sus opositores de izquierda y derecha hayan intentado caricaturizar su candidatura con comentarios denigrantes por su condición de mujer y madre.

Han preguntado quién cuidará de sus hijos si gana la Presidencia y han menospreciado su apariencia física diciendo que la política no es un concurso de belleza. A veces, cuando a la candidata se le ha interrogado sobre sus capacidades y posibilidades electorales, ha respondido: “¿Le haría usted esa pregunta a un hombre?”

Ségolène es ya la candidata investida del Partido Socialista para competir por la Presidencia de Francia. Su reto consiste ahora en cohesionar distintos segmentos de la izquierda en torno a su proyecto político y enfrentar la derecha con ideas progresistas novedosas sobre temas que preocupan el electorado, como el desempleo, la criminalidad, la seguridad social, la migración y el papel de Francia en la Unión Europea y el contexto internacional.

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