Ecología

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POR DOMINGO ABREU COLLADO
Hotspots el libro de Cemex (2 de 3)

Entre las preguntas sin respuestas que existen en el universo pudiéramos citar las siguientes: ¿Propicia el ser humano sin proponérselo la extinción de alguna especie que pudiera hacerle competencia alguna vez? ¿Sobrevivirá el ser humano a la trampa que fabrica a su alrededor? ¿Cuántas especies (animales y vegetales) le sobrevivirán al ser humano para cuando la naturaleza reinicie la creación?

Nuestra incapacidad para responder esas preguntas no es un asunto de falta de inteligencia, sino de falta de elementos materiales para la elaboración de esas respuestas. Es decir, carecemos de elementos materiales que nos digan si subsiste en nuestro subconsciente algún plan de localización y aniquilamiento de especies destinadas a competir con nosotros en el dominio del planeta. Carecemos de elementos para saber ahora si nos salvaremos de la trampa que nos estamos creando. Por otro lado, no sabemos cuántas especies nos sobrevivirán, o si llegaremos a exterminarlas todas, animales y vegetales.

Los seres humanos somos lo que somos gracias a lo que hemos estado ingiriendo, consumiendo para vivir. Somos el resultado de nuestra alimentación, la que ha estado compuesta de nutrientes de origen animal y de origen vegetal. Muchos de los animales cuyo consumo contribuyó con nuestra supervivencia alimentaria se extinguieron. Igualmente pasó con muchas de las plantas que estuvimos consumiendo. Cambiar nuestros hábitos de consumo nos habrá de cambiar también, física y mentalmente. Y hasta es posible que la nueva alimentación nos haga menos resistentes a enfermedades actuales y a las que aparecerán.

Nadie sabe a dónde nos llevará esta agresión a la biodiversidad del planeta, aunque uno se imagina a qué punto conduce la extinción paso por paso, es decir, animal por animal, planta por planta. Y a la velocidad que vamos… ¿qué se acabará primero, el petróleo en el subsuelo o la vida en la superficie?

El libro de Cemex: “Hotspots: biodiversidad amenazada II”, trae las últimas opiniones al respecto, resultantes de las últimas investigaciones en las Ecorregiones Terrestres Prioritarias del Mundo (ETP), regiones a las que el libro se refiere como “hotspots”.

Para muchas personas lo que está ocurriendo es parte de un ciclo. Los seres humanos acabarán con todo y el planeta se reinventará de nuevo. En otras palabras, el mundo volverá a ser hermoso cuando lo seres humanos ya no estemos para impedirlo.

Suena lapidario, pero parece cierto. La vida se abre paso, ya ocurrió varias veces. Lo casi inconcebible es que hayamos sido los propios seres humanos quienes nos hayamos encargado del exterminio en la gran casa en este ciclo y, al final, ponerle candados dentro y fuera, para que nadie escape.

A continuación, algunos segmentos de “Hotspots: biodiversidad amenazada II”.

Prioridades mundiales para la conservación de la biodiversidad

“La vida en la Tierra encara una crisis de proporciones históricas y planetarias. El consumo insostenible en muchos países del hemisferio norte y la pobreza aplastante en los trópicos, están destruyendo la naturaleza. El desarrollo agrícola, la producción industrial y la urbanización están fragmentando y destruyendo los ecosistemas naturales; la introducción accidental y deliberada de especies foráneas está causando estragos en las comunidades nativas; la contaminación del suelo, el aire y el agua está alterando complejos ciclos biogeoquímicos y climáticos, y la cacería, el comercio y la sobrepesca están diezmando las últimas poblaciones de especies de grandes vertebrados. En suma, la biodiversidad se encuentra en estado de sitio.

“La extinción es el aspecto más grave de la crisis de biodiversidad, pues es irreversible. Si bien la extinción es un proceso normal y forma parte de la historia natural de este planeta, el registro fósil indica que, en ausencia de humanos, la duración promedio de las especies es de un millón de años. Sin embargo, las actividades humanas han aumentado no menos de un millar de veces (posiblemente varios miles de veces) el ritmo de extinción de las especies respecto a la tasa basal natural. Las extinciones masivas de esta magnitud sólo han ocurrido cinco veces en la historia de nuestro planeta; la última de ellas probablemente se debió al impacto catastrófico de un asteroide hace 65 millones de años, puso fin a la era de los dinosaurios.

“Es fácil imaginar los desastres que la humanidad tendría que encarar si el ritmo de otros procesos naturales, como la frecuencia de las inundaciones o los índices de transmisión de enfermedades, aumentaran mil veces. El mundo, tal como lo conocemos, sería devastado. Y sin embargo, ¿qué es exactamente lo que perdemos con la extinción catastrófica de otras especies? Quizá la consecuencia más obvia es la pérdida de opciones futuras en cuanto al uso de recursos naturales”.

Amenazas y respuestas  en las ETP

“Las amenazas que pesan sobre las Ecorregiones Terrestres Prioritarias (ETP) son similares pero más intensas que las encaradas por la biodiversidad en el mundo entero. La destrucción del hábitat, por definición, es la amenaza universal de las ETP y está provocando extinciones en muchas de ellas. Indudablemente, la aceleración del cambio climático antropogénico amplificará los efectos de la destrucción y fragmentación del hábitat, aunque aún está pendiente evaluar sus efectos específicos sobre la biodiversidad en la mayoría de los “hotspots”. Las especies de depredadores foráneos han tenido un efecto devastador en las ETP isleñas donde las especies evolucionaron en ausencia de animales como gatos y ratas. (Recuérdese que en la isla de Santo Domingo no habían gatos ni ratas. Ambos llegaron con los españoles durante la conquista).

“La introducción de especies de plantas exóticas en las ETP, sobre todo las procedentes de formaciones vegetales de tipo Mediterráneo, también está teniendo enormes efectos en los ecosistemas a modificar por completo los ciclos hidrológicos, biogeoquímicos y, en última instancia, la biodiversidad. El aprovechamiento directo de especies como fuente de alimento y medicina, así como el tráfico de mascotas, son serias amenazas para todas las ETP, sobre todo en los Bosques Guineanos de Africa Occidental y varias ETP asiáticas como Indo-Birmania. Otra gran inquietud es la severa declinación mundial de los anfibios, cuyas causas, aunque todavía por esclarecer, pudieran relacionarse con enfermedades micóticas, plaguicidas, radiaciones ultravioleta tipo B, cambios climáticos e interacciones sinérgicas”.

La gente y las áreas protegidas

Un problema más grave que la presencia humana en general en las ETP es el asentamiento humano cerca de las áreas naturales protegidas (ANP), que son los lugares donde se atesora gran parte de la biodiversidad que queda en las ecorregiones. En el caso de las ETP actualizadas, en el 2002 se registró una población estimada de 313 millones de personas que viven a menos de 10 kilómetros de los linderos de las ANP con categorías de protección de la UICN. Una vez más, las densidades de población medias variaron considerablemente en las inmediaciones de las ANP, desde dos hasta casi 300 habitantes por kilómetro cuadrado, pero las densidades a menos de 10 km de distancia de las ANP resultaron mayores en las ETP enteras.

“La presencia de tan grandes cantidades de gente cerca de las áreas protegidas, sitúa fuentes de enorme presión cerca de localidades particularmente importantes para la conservación de la biodiversidad. Además, gran parte de las tierras aledañas a las ANP situadas dentro de las ETP no son particularmente aptas para la agricultura. Si bien esta escasa aptitud significa que el costo de conservación de la biodiversidad es bajo en cuanto a mermas de la producción agrícola se refiere, también implica que la capacidad para conseguir el sustento es limitada entre la gente asentada cerca de las ANP, lo que se traduce en muchos casos en la necesidad de expandir la frontera agrícola o aprovechar otros recursos para satisfacer necesidades, lo que pone en riesgo la biodiversidad local”.

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