Ecología del desastre

Ecología del desastre

POR DOMINGO ABREU COLLADO
La Ecología, además de ciencia, es una actitud en relación con la naturaleza. Nadie debe fabricar una casa de cristal debajo de una mata de cocos, de mangos o de cualquier otro fruto que al madurar se precipite al suelo. Pero en términos generales ese ha sido el proceder de la cultura que sustituyó a nuestros aborígenes, y en términos particulares ese ha sido el proceder de los dominicanos.

Los huracanes y las tormentas tropicales traen muchas lluvias; las lluvias hacen crecer los ríos y arroyos; las aguas de las crecidas avanzan por sus cauces naturales abiertos hace millones de años; en esos cauces se encuentran con pocilgas, corrales, sembrados y casas; … las primeras planas de los periódicos traen entonces titulares como «Tormenta arrasa comunidad», «Crecidas provocan pérdidas por millones de pesos», «Miles de damnificados se alojan en escuelas», y otros parecidos que se repiten cada año en que la temporada de huracanes encuentra la misma situación creada por los mismos protagonistas.

Sabiendo que la época de huracanes comienza en una fecha conocida y termina en otra conocida también ocurre lo siguiente en la República Dominicana:

* Los porcicultores siguen criando cerdos en las orillas de ríos y no tienen corrales a donde llevarles cuando hay amenaza de crecidas.

* Los ganaderos siguen criando vacas que deambulan por el bosque alimentándose de lo que encuentren, cruzando cañadas en fila y sin que los dueños sepan cuántas tienen ni a donde llevarlas cuando hay amenaza de huracán.

* Los granjeros siguen construyendo estructuras en plywood y al campo raso, sin pensar que una buena cortina de árboles puede salvar sus estructuras de cualquier huracán.

*  La industria turística se empeña en ocupar playas y costas, eliminando manglares (que retienen las playas) y construyendo en zonas de riesgo.

* Seguimos deforestando montañas y los bosques de galería, los únicos bosques que retienen las márgenes de los ríos y les limitan en sus crecidas.

* La gente sigue construyendo viviendas en los cauces de los ríos y con los materiales más deleznables conocidos: cartón, plywood, varas, desechos de madera, zinc, hojalata, etc.

* El Estado reproduce el problema reconstruyendo las mismas casas y en los mismos sitios. Pero además, no proyecta la construcción de viviendas sólidas en las provincias de donde proviene la masa migratoria que se mete en las orillas de ríos como el Ozama y el Haina.

* Se construyen puentes más bajos que el nivel más alto conocido de los ríos, una práctica relativamente nueva, porque hasta el mismo Trujillo construyó puentes más sólidos y altos que los que se construyen actualmente. Ahí están, por ejemplo, los puentes sobre los ríos Guayubín, Amina, Soco y otros. Claro, esa práctica de construir puentes para que se los lleven las crecidas (o puentes «desechables») es una forma de garantizarle trabajo permanente a las compañías constructoras, aunque la población pague las consecuencias.

* Se mantiene la línea de construir con madera y con bloques de cemento en vez de utilizar la piedra y el ladrillo, no el ladrillo industrial, sino el ladrillo artesanal fabricado por la propia población.

En fin, que seguimos abriéndole paso a las tormentas y a los huracanes para que en cada época haya mayores posibilidades de destrucción y pérdidas económicas y de vidas. Es decir, seguimos construyendo nuestra propia «ecología del desastre».

La cuestión de la vivienda segura

Me contó el señor Conrado Manrión-Landais, tronco de esa familia, que tenía en Santo Domingo un gran número de casas de cuya renta vivía en los años 20. Las casas del señor Marión-Landais -como la mayoría de las casas de la época- eran de madera, cana y pocas techadas de zinc.

Cuando en 1930 el ciclón de San Zenón arrasó Santo Domingo, el señor Marión-Landais se quedó sin ninguna. Años después, y como era una persona de alguna fortuna y buenas relaciones, logró que se le permitiera trasladar para su uso personal una buena cantidad de roca de las que se extraían durante la construcción del aeropuerto General Andrews.

En un solar que había recibido como pago de una deuda, Conrado Marión-Landais depositó las piedras y posteriormente inició la construcción de una casa y un módulo separado de la casa, ambos de piedra, y de dos niveles. Para su construcción se asesoró de los constructores de casas de piedra del Central Romana de ese entonces. Su intención, en principio -según me contó aun vivo- era tener una buena casa, pero fue muchos años después que se enteró de que en su fuero interior, y por lo que la casa le salió con aspecto de fortaleza inexpugnable, su verdadero propósito era que ningún huracán pudiera volver a dejarlo sin vivienda.

Si la política de Estado de la República Dominicana fuera como la mentalidad que tuvo Conrado Marión-Landais, en materia de construcción, no sufriéramos casi cada año lo que sufrieron los habitantes del Santo Domingo anterior a Ciudad Trujillo y lo que sufrimos los habitantes de todo el país durante y posteriormente a Ciudad Trujillo.

¿Porqué no construir con roca?

Algunas ciudades romanas anteriores a Cristo y construidas en roca todavía se conservan. Muchos de nuestros edificios coloniales construidos con roca todavía se utilizan. ¿Porqué no construir con roca?

Una isla de roca caliza soportaba enormes extensiones de bosques a la llegada de los conquistadores españoles. Por usar la madera de esos bosques nos quedamos sin madera… y sin bosques, pero todavía tenemos toda la roca que había cuando llegaron los conquistadores.

La madera es deleznable, con el tiempo se descompone. La roca es imperecedera, segura, inconmovible. Algunas ciudades se construyen actualmente con roca casi por completo, como ocurre con las nuevas construcciones de Jesusalén, en Israel.

Si es necesaria la asesoría en materia de construcción con roca yo estoy seguro que el gobierno de Israel podría suministrarnos técnicos para ello, tanto para aprender a manejar la roca, a trabajarla, tallarla y manipularla, como también a colocarla.

Podemos aprender y enseñar a nuestras comunidades a fabricar ladrillos con arcilla, y fabricar casas en lugares seguros -no en las orillas y cauces de los ríos- con piedra y ladrillo.

Podemos comenzar a construir buenas ciudades en roca y conjurar para siempre el efecto de los huracanes. El Estado es dueño de la mayor parte del territorio formado por calizas de varios tipos, y todos sus tipos son buenos para construir. Y con la parte de la  que no es dueño puede negociar con sus propietarios para utilizarlas también. Es decir, material más barato y mejor para construcción no vamos a encontrar.

¿Porqué no ensayamos con roca? La Capital Prehistórica de las Antillas, en El Pomier, San Cristóbal, zona que fue muy afectada por el huracán David, puede ser utilizada como construcción de ensayo con roca. ¿Comenzamos?

Denunciar las agresiones al ambiente

La Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales puso a disposición de la ciudadanía tres números de teléfono para denunciar las agresiones que cualquier persona, grupo de personas, empresa o institución cometa contra el ambiente.

Estos números son los siguientes:

472-7707, 472-7789 y 472-7790

La mayor parte de la población dominicana ignora que todos los males ambientales proceden de la misma acción de la población, sea cometida la acción por una persona o por un grupo de personas.

Toda acción contra el ambiente trae consigo una reacción desde el ambiente mismo, que trae a su vez un perjuicio contra la persona o el grupo de personas agresora.

Desde el corte de un árbol hasta la tala de kilómetros cuadrados de bosque; desde el vaciado de una funda de basura a la calle hasta el vertido de desechos industriales al río o al mar; desde el ruido de una radio desaforada hasta el ruido de las grandes maquinarias y vehículos;  traen consigo malas consecuencias para el ambiente y todos los seres vivos que dependemos de éste. Y todas esas acciones están penadas por la ley.

Hay gente que comprende esto y asume hábitos respetuosos con el ambiente. Pero hay personas que no lo comprenden o simplemente no les importa. Contra estos últimos es necesario activar la denuncia, de manera que haya una acción punitiva contra ellos.

Naturalmente, es necesario que a la par corran acciones educativas, pero la misma acción judicial es educativa también.

Es necesario también que a la acción educativa y punitiva de la Secretaría de Medio Ambiente y la Policía Ambiental se sumen instituciones como la Policía Nacional, la Autoridad Metropolitana del Transporte -AMET-, los inspectores y vigilantes del Ayuntamiento del Distrito Nacional y las compañías privadas de vigilancia y seguridad, de manera que la acción ambiental sea más amplia y efectiva. Pues no solamente llamando y denunciando podremos lograr educar y organizarnos ambientalmente.

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