ECOLOGÍA
El entorno natural de Maravillas

ECOLOGÍA <BR>El entorno natural de Maravillas

POR DOMINGO ABRÉU COLLADO
La Cueva de las Maravillas, con la categoría de Monumento Natural, no es solamente una caverna de gran importancia cultural. En realidad, el área protegida que la incluye se denomina Monumento Natural Río Cumayasa y Cueva de las Maravillas, porque la protección abarca tanto a la cueva como al río Cumayasa.

Pero también los segmentos de bosque todavía vírgenes, las áreas componentes del sistema cársico que rodean la cueva, los nichos de aves y hasta el río subterráneo que pasa 28 pies bajo la cueva y que la abastece de este líquido para sus servicios al público.

La razón por la que se pusieron bajo protección 88 kilómetros cuadrados es porque encierran un área natural que no fue dañada por la industria azucarera, se mantienen sus funciones ecológicas originales, se conserva un área natural con proyección de desarrollo para el turismo conservacionista, y se incluían a los ríos Cumayasa y Soco como parte de la intención conservacionista, pues son los únicos ríos del Llano Costero Suroriental que todavía se mantienen sin alteración, a diferencia de lo que ocurre con el río Higuamo y el río Chavón.

La propuesta original trataba de incluir todo el espacio entre los ríos Cumayasa y Soco y a los ríos mismos, pero una buena zona cañera lo impedía. Por ello se quedó solamente la protección del río Cumayasa, su cauce hasta el mar, sus afluentes, el bosque, las cavernas, la fauna y las corrientes subterráneas que atraviesas este segmento del Llano Costero.

Todo alrededor de los límites de esta área protegida quedó como zona de producción cañera. Y de hecho, con excepción de la murcielaguina que se extrajo de la Cueva de las Maravillas y el pasto que crecía entre ésta y la carretera, para nada más necesitaba la industria azucarera los terrenos ahora protegidos, por una razón fundamental: sobre estos, en la pura roca caliza arrecifal, no se pudo nunca, ni se podrá jamás, sembrar caña, porque la caña necesita suelo, y lo que quedó protegido es sólo roca.

Pero hay otra razón. La falta de visión de los dominicanos no nos permite vislumbrar la diversión sana como un negocio rentable. Es decir, Al no disponer de espacios para la diversión activa y a cielo abierto, los dominicanos nos perdemos de la posibilidad de invertir nuestro tiempo y parte de nuestro dinero en actividades que nos reporten diversión y salud, además de recibir educación y formación cultural general.

Más posibilidades para los niños tienen en la República Dominicana las máquinas tragamonedas que los espacios abiertos habilitados para la diversión.

El proyecto de crecimiento en torno a la Cueva de las Maravillas incluye senderos interpretados hacia el interior del bosque; área para la práctica del camping con todas las facilidades de agua corriente y alimentación; un espacio para la práctica «arqueológica» entre los niños, manejando la simulación de excavación arqueológica para la educación infantil hacia ese aspecto de nuestra cultura; una zona de antiguo poblamiento indígena para desarrollar un proyecto arqueológico científico; un restaurante; una caballeriza y otros elementos para la práctica de las actividades más educativas y emocionantes de la diversión a cielo abierto y en total relación con el entorno natural.

Un plan de ordenamiento en torno a la Cueva

La habilitación de la Cueva de las Maravillas contó con un plan de ordenamiento que priorizaba la cueva, tomándola en cuenta como el centro de expansión del plan. Textualmente, el plan de ordenamiento establece que su objetivo es «proveer de un mecanismo que garantice perpetuar la integridad de los sistemas geológicos y biológicos que están asociados a la cueva, y los recursos terrestres y acuáticos que tienen valor científico, educativo, recreativo o aestéticos que sean de valor para el hombre. Así como proveer de un control específico para las actividades y proyectos de desarrollo que faciliten un uso público adecuado y sostenible al parque».

En relación con los servicios comerciales, «el plan permitirá servicios comerciales que sean necesarios y apropiados para el uso y disfrute público del parque y que sean consistentes con el más alto grado de preservación y conservación de los recursos del parque. Este permiso de operación dependerá de que las necesidades de servicios no sean posibles ubicarlas fuera de los límites del parque».

Otro aspecto contemplado en el Plan de Ordenamiento Territorial de Cueva de las Maravillas es el que tiene que ver con las residencias y hoteles privados: «El plan permite la continuidad de algunos desarrollos urbanísticos concebidos como crecimiento de núcleos urbanos o rurales ya existentes que no representan una amenaza para las intenciones de conservación y mejora de los recursos ambientales del parque. El desarrollo de nuevas instalaciones deportivas deberá ser regido por los lineamientos y limitaciones correspondientes en el plan».

La preservación estricta

Como toda área protegida, el Monumento Natural Río Cumayasa y Cueva de las Maravillas tiene sus zonas de protección estricta, tanto en el interior de la cueva como en su entorno. «Se trata de zonas generalmente de extensión reducida (zonas húmedas interiores, acantilados costeros, áreas de vegetación singular) que se consideran privilegiadas y muy frágiles desde el punto de vista de la ecología, la cultura, el paisaje o todo ello conjuntamente».

En ese tenor, el Plan de Ordenamiento establece que «el criterio de uso a aplicar es la reducción al mínimo de la intervención antrópica, limitándose a mantener la situación preexistente. Son zonas dignas de que se garantice su protección reforzando la que le otorgan estas directrices y el planeamiento territorial correspondiente, mediante su integración, junto con otros espacios».

Así las cosas, dentro del proyecto de la Cueva de las Maravillas el Plan de Ordenamiento deja claro propiciar actividades de preservación y de mejora puntual del ecosistema en grado mínimo, pues se trata de ámbitos naturales bien conservados hasta ahora.

Consideradas como actividades aceptables se permiten la ejecución de proyectos científicos bajo la supervisión de organismos públicos o de instituciones científicas reconocidas.

Por otro lado, se consideran prohibidas en el área protegida de Cueva de las Maravillas aquellas prácticas consideradas como incompatibles con el mantenimiento de los valores del territorio protegido bajo la categoría que la ampara.

¿Puede un sistema clientelista manejar Maravillas?

La gran interrogante del equipo que trabajó la Cueva de las Maravillas y sus entornos era si el sistema político dominicano estaba a la altura del manejo que necesitaba esta obra. La peor amenaza de la joya que se forjaba era la falta de empleos en la República Dominicana y el manejo clientelista que dan los partidos a la asignación de cargos y empleos en el gobierno.

La Cueva de las Maravillas maneja una habilitación del 30 por ciento de su espacio interior. El resto de la cueva ha quedado restringido a la visitación. Solamente pueden tener acceso a esa parte técnicos de la Secretaría de Medio Ambiente para el monitoreo que permite observar el desarrollo de esa parte de la Cueva ya libre de visitación y perturbación. Como también pueden tener acceso científicos autorizados con un proyecto de investigación claramente definido, justificado y aprobado por dicha Secretaría.

El manejo administrativo de Maravillas es estricto también en relación con la admisión de visitantes. Nadie disfruta de la habilitación de Maravillas sin pagar lo establecido. Ningún funcionario tiene acceso por el simple hecho de serlo. Ningún extranjero tiene puertas abiertas en Maravillas por el simple hecho de serlo, como ocurre casi en todo el país y en la mayoría de las instituciones.

Ahora, ¿respetaría el partidismo político clientelista un formato de conducción semejante para un Primer Premio y Medalla de Oro en Arquitectura de Paisaje del Mundo? No lo creemos.

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