Economía americana

Economía americana

LUIS H. VARGAS
Crisis Crediticia

La crisis económica y financiera que foetea  la economía americana e internacional se expresa claramente a través del desmoronamiento del sistema crediticio y monetario que gira alrededor del dólar.

La debacle del  mercado de crédito se observa por la caída múltiple de la financiación de las actividades productivas, la emisión de papeles comerciales y productos derivados  y las operaciones de fusión y compra de empresas, al grado que resulta ineficiente la intervención de la Reserva Federal –banco central bajo control de la banca privada-, por medio de la inyección de liquidez, la flexibilización de las normas bancarias y la rebaja de las tasas de interés de los fondos federales y de descuento.

Desde la semana terminando el 12 de septiembre  hasta la semana siguiente,  acabando el 19 del corriente 2007, el monto crediticio de la banca comercial decreció -0,45% a 8,89 de 8,93 billones –millones de millones-  de dólares;  mientras que en las últimas siete semanas,  el volumen de papeles comerciales –títulos de adeudos a corto plazo emitidos por bancos, prestamistas y  compañías, en vista a colectar fondos de capital para la realización de sus operaciones- descendió 368 millardos –miles de millones- de dólares o 16,72%, de 2,2 a 1,83 billones.

Además, se estima que en el tercer trimestre de este año 2007, el montante de las fusiones y adquisiciones corporativas se desplomó cerca de 740 millardos o 42,53%, de 1,740 a 1,000 millardos, en comparación con igual lapso de 2006. En este desplome, las firmas de capital riesgo participaron con un decremento de 130,3 millardos o 68,0% de su valor respectivo de compras de compañías. 

Los efectos inmediatos de esta crisis crediticia saltan a la vista.  Por un lado, los bancos comerciales y de inversión han sufrido una mocha de sus ingresos por más 25,0 millardos de dólares por concepto de pérdidas en los préstamos concedidos, declinaciones de rentas fijas en inversiones en papeles y creación de provisiones para cubrir sus saldos negativos; en tanto que, por otro lado, el número de cierre, quiebra o reestructuración de instituciones financieras no cesa de parar, al mismo tiempo que la plantilla laboral del sector de las finanzas inscribe más de 100 mil asalariados expulsados de sus puestos de trabajo. 

Este ciclón financiero que castiga a la banca inversora se puede confirmar con facilidad mediante las informaciones suministradas por los propios bancos.  Por ejemplo, UBS, el principal banco suizo, ha anunciado recientemente ingresos negativos por más de 3,4 millardos de dólares, en el trimestre de julio a septiembre  del año en curso, a causa de que su filial FIRC llevó a cabo una depreciación de activos por realizar inversiones erradas en papeles basura en el mercado hipotecario subprima o de alto riesgo de EU.

Por igual, Citigroup, el más importante banco americano, acaba de informar que ha tenido que subvencionar sus actividades financieras por un valor superior a los 5,9 millardos de dólares y descontar el 60,0% de sus beneficios programados en el pasado tercer trimestre, en procura de cubrir pérdidas por 3,3 millardos, originadas por otorgación de pésimos préstamos corporativos, financiación de hipotecas subprima incobrables  y desvalorización de obligaciones de deuda colateralizadas contratadas, y, también, de crear las provisiones correspondientes por tales registros de saldos en rojo. 

Por más desinformación irradiada en los medios internacionales de comunicación y por menos preocupación mostrada por las autoridades estadounidenses en la búsqueda de fórmulas de solución a la crisis monetario crediticia, la verdad es que la Reserva Federal  se encuentra en un callejón sin salida: si continúa bajando los tipos de interés e inyectando liquidez, para salvar el capital financiero y bancario y evitar el  azote de la recesión económica, entonces se aupa  la inflación y se espanta la inversión foránea que fondea el doble déficit de cuentas fiscales y corrientes.

Por lo contrario, si decide elevar las tasas de interés y comprimir la masa monetaria, para ajustar las variables macroeconómicas y atacar la inflación, es de esperar la precipitación de la recesión de la economía y la hecatombe de las finanzas por la consecuente multiplicación de las tasas de mora y de default o suspensión de repaga de deudas.
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