Economía americana

Economía americana

LUIS H. VARGAS
El gran salto hacia atrás del saldo de la balanza comercial –diferencia entre el valor de las exportaciones y el de las importaciones- de  bienes de República Dominicana con Estados Unidos, durante la presente gestión gubernamental del PLD, expresa simultáneamente el descalabro de las empresas productivas criollas, el desplazamiento de mano de obra nativa por la foránea y el fracaso de las políticas económicas de apertura salvaje del comercio exterior y sobrevaluación anti-nacional del peso frente al dólar.

Desde 2004 hasta 2007, según datos anualizados, el saldo mercantil de bienes cayó en picado poco más o menos 1 829,0% de 168,8 millones de dólares, con signo positivo, al número rojo de 1 728,7 millones, en razón de la bajada tendencial del valor exportado de 4 527,1 millones a 4 262,8, igual a -5,84%, y de la subida vertical del valor importado de 37,47% de 4 358,3 a 5 991,5 millones.

Mientras en 2004, el balance comercial de bienes con Estados Unidos alcanzaba un superávit de cerca de 0,90% del producto bruto interno –PBI-, en el año pasado 2007 se hundía en el pantano del escandaloso déficit equivalente a 4,63%.

Este colapso de las transacciones extranjeras de República Dominicana con su principal socio comercial deriva en el fondo de la baja productividad y escasa competitividad de la plataforma industrial y agraria  nativa, las cuales se han agravado en el último cuatrenio a causa de la ejecución de las políticas neoliberales de apreciación del tipo de cambio de la moneda nacional peso con respecto a la divisa dólar y la firma del oneroso acuerdo CAFTA-RD.

Durante casi cuatro años, la administración de gobierno de Fernández ha sometido a las plantas industriales y las plantaciones agrarias domésticas  a los foetazos constantes del ascenso de los costes unitarios de producción y financiación, el abaratamiento de las mercaderías importadas y el encarecimiento de las mercancías exportadas, en provecho de una minoría ínfima de capitales transnacionales y oligopolios nacionales y en perjuicio de la gran mayoría de los empresarios  y la totalidad de los trabajadores de República Dominicana.

Ante la pérdida neta de mercados interno y externo y puestos de trabajo industriales, agrarios y cuentapropistas, las respuestas respectivas de gran parte de las directivas de asociaciones empresarias y las organizaciones sindicales no han sido otras que de apoyo a las acciones gubernamentales de súper-valoración sucia de la tasa cambiaria pesos por dólar o euro, la manipulación vulgar de los índices de precio al consumo y la implementación de la nati-muerta ley de competitividad empresarial e industrial. 

En consecuencia, hay que esperar que el triple proceso de desindustrialización, descampesinización y desalarización de nuestro país continúe bajo el caos gubernamental del PLD-Fernández, a menos que no se produzca un cambio favorable a la re-estructuración de la industria, la reforma de la agricultura, la renegociación de convenios internacionales, en particular el CAFTA-RD, la devaluación del peso y la realización de políticas sociales y laborales de defensa de derechos de las comunidades populares y las clases asalariadas.

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