Camino al default
El proceso de endeudamiento del gobierno federal de Estados Unidos apunta a breve o mediano plazo al default o reconocimiento oficial de insolvencia e incapacidad de paga de deuda, a condición de que las autoridades gubernamentales no realicen una reforma estructural de recuperación de las actividades económico financieras y de saneamiento de las cuentas fiscales nacionales y locales.

Se ha calculado que la deuda pública ronda 9 mil 600 millardos (miles de millones) de dólares a la fecha de hoy o, lo que es lo mismo, el 68,0% del producto bruto interno (pbi) o el 19,0% del total de las obligaciones financieras y no financieras domésticas.

Las autoridades del gobierno central han tendido a tapar los crecientes hoyos de los saldos corrientes de la balanza de pagos, las cuentas internas fiscales y las operaciones de instituciones bancarias y financieras con re-emisión de títulos de deuda en los mercados internos y transnacionales, en base a  cargos onerosos a los fondos de consumo de las clases y capas asalariadas, cuentapropistas y rentistas.

Mientras los déficits gemelos de los balances exterior e interior sobrepasan respectivamente el 5,3% y 3,5% del pbi, los números rojos de las hojas de balance de los bancos inversores y entidades financieras ya rozan casi 4,0% en el presente, con posibilidad de que escalen a más de 14,0% en el futuro cercano.

La agresiva intervención estatal de expansión masiva de las monedas nacional y crediticia, denominadas en dólares, pretende evitar el arrastre del ciclo de los negocios a la fase depresiva de la recesiva, pero hasta el instante lo único que ha cosechado es un empeoramiento de las actividades económicas productivas y un encumbramiento de la ola especulativa de las transacciones financieras transfronterizas. En el último año, la tasa de rentabilidad promedio de las corporaciones se ha derrumbado más de 7,0%.