Economía americana

Economía americana

LUIS H. VARGAS
CRISIS CREDITICIA y SIVs

La propagación de la crisis crediticia y financiera, en Estados Unidos y el resto del mundo, no hay manera detenerla o superarla a corto plazo, pese a las reiteradas intervenciones de las autoridades monetarias y la Reserva Federal.

Hasta el momento, los intentos más destacados de detención de la debacle crediticio-financiera, por parte de la burocracia norteamericana, comprenden la rebaja de 50 puntos básicos de las tasas de descuento y de los fondos federales, la inyección masiva de liquidez al sistema monetario y bancario, la flexibilización del cumplimiento de las normas y regulaciones bancarias, en contradicción con leyes vigentes y el riesgo moral, y el respaldo entusiasta a la constitución de un mega-fondo de rescate de los vehículos de inversiones estructuradas –SIVs por sus siglas en inglés- a cargo de tres grandes bancos de inversión de Wall Street: Citigroup, Bank of America y JP Morgan Chase.

Los vehículos de inversiones estructuradas –SIVs- son básicamente fondos de capitales que emiten adeudos a corto y mediano plazo, en forma de papeles comerciales, a bajas tasas de interés, y luego invierten dicho capital dinerario en títulos a largo plazo, en sucesivas operaciones de apalancamiento de hasta 15 veces, a altas tasas de interés, en procura de obtener cuantiosos beneficios, en base a los diferenciales de dichas tasas.

Se calcula que este sub-mercado de deudas ronda en la actualidad 400 millardos de dólares, equivalente al 33,3% del mercado de los papeles comerciales respaldados con activos, en base a inversiones realizadas en papeles de corporaciones financieras: 43,0%, hipotecas: 23,0%, obligaciones de deuda colateralizadas  –CDOs por su sigla en inglés-: 11,0% y otros: 23,0%, tales como CMBS, pagarés de tarjetas de crédito, préstamos a estudiantes, préstamos para compra de carros y otros ABS.

Mientras los bancos de inversión vendían papeles comerciales a bajos rendimientos y compraban bonos a altos tipos de interés, fuera de sus hojas de balance, con el propósito de no tener que cumplir los requerimientos de reservas legales  de depósitos y la normativa de gestión de capitales, todo iba viento en popa en la medida que descontaban rentables comisiones.

Pero desde el momento en que dicho tipo de banca paró en seco la reemisión de papeles por resistencia de los inversores a comprarlos por su baja calidad y, además, sufrió los embates del descenso en picado del monto de las inversiones en títulos, por la depreciación de los  valores de los activos, a causa de la cesación de paga hipotecaria y la declinación de la rentabilidad empresaria, ocurridas respectivamente en el negocio de bienes raíces y producción de mercancías, entonces no le ha quedado más remedio que asumir las pérdidas correspondientes y tratar de seguir traspasando el altísimo riesgo operacional a otras entidades financieras e inversionistas, a través de la formación de un súper-fondo.

En principio se vislumbra que este fondo cuente con recursos estimados de hasta 100 millardos de dólares, afín de facilitar la venta organizada de casi 320 millardos de dólares de valores respaldados en activos, los cuales constituyen una serio peligro  de profundización de la desarticulación existente del mercado de adeudos cortoplacistas.

Se espera que la institución del hiper-fondo comience a operar, dentro de 90 días, en los siguientes términos y compromisos: Primero, los SIVs venderían títulos al fondo con un 2,0% de descuento del valor de mercado, no facial, cuyos montantes serían repartidos en 96,0% cash y 4,0% en “notas junior”, en vista a cubrir primeras pérdidas del portafolio. Segundo, el fondo compraría tales papeles con capitales derivados de emisiones de deuda de corto plazo vendidas a entidades inversoras. Y tercero, los bancos se comprometerían a repagar las obligaciones contraídas con los inversores, en caso de que las deudas no puedan ser refinanciadas en los mercados dinerarios. 

La ganancia de tiempo que la banca inversión obtendría con la puesta en marcha de este fondo de salvataje de los SIVs no haría más que relanzar la crisis de los mercados financieros y crediticios a nuevos niveles de empeoramiento, puesto que la supuesta solución de multiplicar la compraventa de títulos valores descansa en la ficción de la valorización de capitales basura sin ningún apoyo real en activos físicos de calidad y producción rentable de bienes y servicios mercantiles.
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