La reciente adopción de la política pública de baja del déficit fiscal y suba del monto de socorro monetario destinado a corporaciones bancarias en la Unión Europea, incluyendo la Zona Euro, reconfirma el fracaso de los programas de estímulo presupuestario y rescate bancario instrumentados por los Estados europeos, a fines de reactivar las actividades económicas y estabilizar las instituciones financieras. 

La estimaciones llevadas a cabo en el corriente 2010, en torno al pobre desempeño de las actividades económicas y alarmante escalada de las operaciones financieras, en el conjunto de los 16 países componentes de la Eurozona, han obligado a las autoridades gubernamentales de esta región a cargar el costo de la crisis sobre las espaldas de las clases trabajadoras, en provecho exclusivo de las capas empresarias, en especial la bancario-financiera. En este año, los cálculos estimados arrojan un bajo crecimiento de 1,0% del Producto Bruto Interno (PBI), un vigoroso aumento a 10,5% del desempleo laboral con respecto a la Población Económicamente   Activa (PEA) y el doble ascenso a 4,7% del déficit fiscal y 88,2% de la deuda pública con relación al PBI.

Entre 2010 y 2013, las oligarquías y burocracias de la Eurozona esperan mochar alrededor de 400 mil millo0nes de euros a los presupuestos de gastos estatales y consolidar un fondo de estabilización financiera por el importe de 750 mil millones, en procura de achicar el saldo deficitario de las finanzas fiscales a cerca de 3,0% del PBI y salvar de la bancarrota a las corporaciones bancarias, en particular las alemanas tenedoras de una cartera de créditos incobrables y dudosos de aproximadamente un billón de euros  o 42,0% de su PBI.