LUIS H. VARGAS
El hundimiento de Countrywide Financial Corporation, la mayor empresa hipotecaria, y el colapso de Merrill Lynch, uno de los principales bancos de inversión, representan muestras destacadas de la gravedad de la crisis económica y financiera que arropa crecientemente a Estados Unidos y el mundo.
A fines del tercer trimestre de este año 2007, Countrywide registró pérdidas ascendentes 1 200 millones de dólares, a raíz del deterioro de la cartera de préstamos inmobiliarios, mientras Merrill informó rebajas contables por más de 7 900 millones, como resultado de las depreciaciones sufridas por los valores respaldados en hipotecas y obligaciones de deuda colateralizadas CDO por su sigla en inglés- y consecuente creación de provisiones en sus hojas de balance.
En ambos casos, la descapitalización significó respectivamente 12,0% y 13,7% de sus valores capitalizados de mercado.
Para colmo, se espera a corto y mediano plazo que este proceso tienda a empeorar, en razón del descalabro del mercado de bienes raíces y la exposición crítica de la banca en títulos apoyados en activos calificados como basura tóxica.
Según el informe La crisis de los préstamos subprima, rendido en este mes de octubre por el Joint Economic Committee del Congreso de Estados Unidos, se estima que, en los próximos dos años, poco más o menos dos millones de familias van a perder sus viviendas y, en consecuencia, el negocio de bienes raíces sufriría pérdidas valuadas en 2,3 billones (millones de millones) de dólares, ante la bajada indetenible de los precios de las casas y la subida incontenible de las mensualidades de paga de las hipotecas.
Por otro lado, se calcula que cerca de 320 millardos (miles de millones) de dólares amparados en los vehículos de inversiones estructuradas SIV por su sigla en inglés- amenazan con quebrar la gran banca de inversión, después del fracaso observado por las sucesivas intervenciones estatales de rescate financiero de la Reserva Federal y el Tesoros de Estados Unidos, en contraposición del discurso chatarra del libre mercado difundido por organismos internacionales y los loros nacionales
Entre estas acciones intervencionistas se sobresalen las siguientes: rebaja de los tipos de interés de los fondos federales y de la ventanilla de descuento, inyección de liquidez al sistema crediticio por parte de la Reserva Federal a cambio de recibir papeles basura de la banca múltiple en calidad de garantía y respaldo del Tesoro al proyecto de tres colosos bancarios, Citigroup, Bank of America y JP Morgan Chase, de formación de un mega-fondo para comprar y vender SIV, dada la resistencia de los inversores a adquirir estos papeles y la incapacidad de la banca de refinanciar sus especulativas operaciones de apalancamiento o reendeudamiento a crecientes tasas de interés y decrecientes cotizaciones de los valores respaldados en activos.
Hasta la fecha, la descapitalización de diez importantes instituciones bancarias y financieras alcanca aproximadamente 27 millardos de dólares.
Entre este grupo, Merril Lynch ocupa el primer lugar en pérdidas, con posibilidades de mantener dicha posición no envidiable por largo tiempo, toda vez que cuenta con una exposición de 15 200 millones de dólares en SIV y 5 700 millones en hipotecas subprima o de alto riesgo, un total de 20 900 millones en títulos basura, que no encuentran fórmulas de transacción rentable en el mercado de capitales.
Por este motivo, el banco Merrill está obligado, en los venideros meses, a continuar la escalada de pérdidas con la adición de la friolera de 4 500 millones de dólares, a sabiendas que su patrimonio tan sólo arriba apenas a 39 millardos y, más todavía, que ninguna banca de inversión está dispuesta a la fusión, sino a rentabilizar su derrumbe.